Nestlé quema residuos plásticos en hornos cementeros
La empresa muestra una falsa preocupación por el ambiente y daña la salud de sus consumidores: Greenpeace.
La organización Greenpeace señaló en un reportaje que Nestlé México contrata a Geocycle, empresa de gestión de residuos y miembro de la cementera Holcim Group, para que queme los residuos plásticos en sus hornos. Esta alianza, indicaron los ambientalistas, muestra “una falsa preocupación por el medio ambiente, promoviendo prácticas dañinas que afectan la salud de sus consumidores”.
Agregaron que México es el nuevo escenario de “las falsas soluciones” propuestas por la transnacional para evadir su responsabilidad en la crisis plástica que han creado y “los legisladores lo están permitiendo”.
El pasado 28 de septiembre, Nestlé y la empresa británica Greenback Recycling Technologies anunciaron la instalación de una planta de reciclaje químico para procesar plásticos flexibles en el país, como una solución a la contaminación plástica.
Larisa de Orbe, integrante de la Academia Mexicana de Derecho Ambiental, dio el ejemplo de la planta ECORI, ubicada cerca de Orizaba, Veracruz, y reconocida por la transnacional como una de las plantas con las que trabaja, no tiene Manifestación de Impacto Ambiental para operar, lo que constituye violaciones a la normativa ambiental.
Greenpeace enfatizó que tanto el coprocesamiento como la compensación de plásticos no evitan la producción y consumo de plásticos de un solo uso, lo que permite a empresas petroleras, petroquímicas y de bienes de consumo, mantener sus modelos de negocio basados en la extracción de combustibles fósiles para producir más plásticos.
El Congreso mexicano aprobó reformas, en 2020, a la Ley General de Gestión de Residuos (LGPGIR) que diferencian el coprocesamiento de la incineración para evitar regulaciones más estrictas. El Senado está por aprobar nuevas reformas a esta regulación, así como una nueva Ley General de Economía Circular.
Los ambientalistas señalaron que las modificaciones a estas leyes deben dejar la cultura del “usar, desechar” y hacer que las empresas transiten a la reutilización, pero sobre todo asegurar que dichas reformas protejan la salud de las personas y del planeta.
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