Presume SSP su búnker de inteligencia; líder del SME, entre vigilados

En pantallas del centro subterráneo aparece información de 'La Barbie' y también "el compañero Esparza".

AFP
Publicado: 05/09/2010 14:28

México, DF. El gobierno mexicano amplía su capacidad de inteligencia en un búnker subterráneo, equipado con tecnología de punta, tanto para su lucha contra el narcotráfico, que deja más de 28 mil muertos desde 2006 a la fecha, como para vigilar a un líder sindical incómodo.

"En este centro reside toda la información criminal de México", dice Francisco Niembro, responsable de operaciones de inteligencia de la Secretaría de Seguridad Pública, al guiar a la prensa por primera vez al interior del búnker subterráneo, inaugurado hace 10 meses.

Un pequeño túnel debajo de un ojo de agua conduce a la edificación circular, a la que acceden exclusivamente analistas y agentes encubiertos.

Desde allí se vigilan en tiempo real edificios e instalaciones de la infraestructura petrolera, hidráulica, telecomunicaciones y electricidad y se siguen amenazas naturales como tormentas, movimientos telúricos y los 16 volcanes activos en México.

En el último nivel se encuentra "el cuarto de guerra" destinado al Presidente y su gabinete "en caso de un evento a nivel país, en el que se vea comprometida la seguridad o las instituciones", explica Niembro.

"Aquí tenemos al compañero (Martín) Esparza", dice Niembro al señalar en una pantalla la imagen del líder de los trabajadores de la extinta Compañía Luz y Fuerza, durante una manifestación en el aeropuerto capitalino.

En un muro del cuarto romboide, rodeado de vidrios con múltiples pantallas, aparece la información criminal del narco Edgar Valdez La Barbie, capturado la semana pasada, y por quien México y Estados Unidos ofrecían sendas recompensas de más de dos millones de dólares.

Fichas criminales, fotos, huellas dactilares, registro de voz, videos, historial de su modus vivendi, averiguaciones previas y órdenes judiciales hacen parte de los datos acumulados que permitieron capturar a Valdez el 30 de agosto.

"Todo este universo de información nos permitió delinear elementos específicos y partimos de 16 líneas de investigación", explicó en conferencia de prensa Facundo Rosas, Comisionado de la Policía Federal.

Después de agotar varias de ellas, en la última semana solo quedaban cuatro objetivos que apuntaban al círculo de las personas más cercanas de Valdez y que se encargaban de cubrir sus necesidades de comunicaciones, seguridad, vivienda y comida. Así se ubicó su escondite, una casa campestre cercana a la capital.

Nacido en Estados Unidos, Valdez no era sin embargo el capo más buscado.

Ese sitial lo ocupa Joaquín El Chapo Guzmán, jefe del cártel de Sinaloa, que se fugó en 2001 de una cárcel de alta seguridad y por quien Washington ofrece cinco millones de dólares.

Críticos de la estrategia oficial subrayan que el grupo de Guzmán es el menos golpeado, aunque Ignacio Coronel -su hombre de confianza- fue abatido en julio en Guadalajara, en un choque con militares.

Basta oprimir un botón en el "cuarto de guerra" para que aparezcan concentrados en tiempo real informes de más de 430 mil reportes policíacos, ya analizados, que permiten cruzar bancos de datos y encontrar "coincidencias criminales".

Otros equipos reciben datos de radares que rastrean el espacio aéreo o dirigen 10 aviones no tripulados (drones) que utiliza México contra objetivos criminales.

También se puede ver en una pantalla automóviles en una calle, de los 156 cuadrantes en que se divide Ciudad de Juárez, donde recientemente explotó el primer coche bomba atribuido al narcotráfico.

Esa ciudad, vecina de la estadounidense El Paso (Texas), es las más violenta de México con 2 mil 660 muertes en 2009 fruto, según confirmó tras su detención La Barbie, de disputas de El Chapo y el cártel de Juárez.

Sentados en una mesa central, funcionarios vigilan a los camiones que circulan por carreteras, a veces con cargas de droga o migrantes clandestinos.

Pero la escalada de violencia, que incluyó a fines de agosto el asesinato de 72 migrantes en un rancho de Tamaulipas por Los Zetas, otro cártel emergente con reputación de sanguinario, ha llevado a que analistas cuestionen la política del gobierno de Felipe Calderón.
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