Estados Unidos: Una jugada en la dirección equivocada
miércoles 10 de agosto de 2011
PL
El reciente acuerdo de la deuda en Estados Unidos es una jugada en la dirección equivocada, según estima hoy Joseph E. Stiglitz, Premio Nobel de Economía.
El también catedrático de la Columbia University analiza en un artículo las recientes negociaciones y el acuerdo entre demócratas y republicanos en el Congreso estadounidense para enfrentar la crisis.
Allí, plantea, la extrema derecha amenazó con paralizar al gobierno, confirmando lo que sugiere la teoría de los juegos: cuando personas racionales se enfrentan a quienes están irracionalmente decididos a la destrucción si no logran su objetivo, son estos últimos quienes prevalecen.
Como resultado, el presidente Barack Obama consintió una estrategia desequilibrada de reducción de la deuda, sin aumentos de impuestos, ni siquiera para los millonarios a quienes les ha ido tan bien durante las últimas dos décadas, y sin siquiera eliminar las dádivas impositivas a las empresas petroleras, subraya.
Según Stiglitz, "los optimistas argumentan que el impacto macroeconómico de corto plazo del acuerdo para aumentar el tope del endeudamiento estadounidense y evitar la cesación de pagos de la deuda soberana será limitado: recortes en el gasto de aproximadamente 25 mil millones para el año próximo".
Pero el recorte en los impuestos salariales (que contribuía con más de 100 mil millones al bolsillo del ciudadano común estadounidense) no fue renovado, y seguramente las empresas, anticipando las consecuencias contractivas, serán aún más renuentes a otorgar créditos, advierte.
Señala que en tiempo de crisis, cuando los precios de los inmuebles continúan cayendo, el crecimiento del Producto Interno Bruto vacila y el desempleo se empecina en mantenerse elevado, lo que hace falta es más estímulo y no austeridad, incluso para equilibrar el presupuesto.
El impulsor más importante del crecimiento del déficit es la baja recaudación fiscal debida a un pobre desempeño económico, una de las demandas fundamentales de los republicanos que se opusieron a capa y espada a aumentar los impuestos a los más ricos.
En su comentario Stiglitz advierte que estas políticas son válidas para el estancamiento de la economía.
Asimismo habla de "una gran debacle" económica y de que la respuesta del Capitolio, recortes masivos del gasto, garantiza que niveles de desempleo inaceptablemente altos continúen durante años.
Por ejemplo, uno de cada seis estadounidenses que desean un trabajo a tiempo completo aún no puede obtenerlo.
Pero al parecer ya los afectados presuntamente comenzaron a pasarle la factura a los que presionaron para el acuerdo de la deuda.
Una encuesta que publicó la víspera la televisora CNN plantea que el Partido Republicano bajó del 41 por ciento en julio hasta el 31 ahora en la aceptación de los votantes.
Mientras, los demócratas subieron de 45 por ciento hasta 47 por ciento.
Fuente
PL
El reciente acuerdo de la deuda en Estados Unidos es una jugada en la dirección equivocada, según estima hoy Joseph E. Stiglitz, Premio Nobel de Economía.
El también catedrático de la Columbia University analiza en un artículo las recientes negociaciones y el acuerdo entre demócratas y republicanos en el Congreso estadounidense para enfrentar la crisis.
Allí, plantea, la extrema derecha amenazó con paralizar al gobierno, confirmando lo que sugiere la teoría de los juegos: cuando personas racionales se enfrentan a quienes están irracionalmente decididos a la destrucción si no logran su objetivo, son estos últimos quienes prevalecen.
Como resultado, el presidente Barack Obama consintió una estrategia desequilibrada de reducción de la deuda, sin aumentos de impuestos, ni siquiera para los millonarios a quienes les ha ido tan bien durante las últimas dos décadas, y sin siquiera eliminar las dádivas impositivas a las empresas petroleras, subraya.
Según Stiglitz, "los optimistas argumentan que el impacto macroeconómico de corto plazo del acuerdo para aumentar el tope del endeudamiento estadounidense y evitar la cesación de pagos de la deuda soberana será limitado: recortes en el gasto de aproximadamente 25 mil millones para el año próximo".
Pero el recorte en los impuestos salariales (que contribuía con más de 100 mil millones al bolsillo del ciudadano común estadounidense) no fue renovado, y seguramente las empresas, anticipando las consecuencias contractivas, serán aún más renuentes a otorgar créditos, advierte.
Señala que en tiempo de crisis, cuando los precios de los inmuebles continúan cayendo, el crecimiento del Producto Interno Bruto vacila y el desempleo se empecina en mantenerse elevado, lo que hace falta es más estímulo y no austeridad, incluso para equilibrar el presupuesto.
El impulsor más importante del crecimiento del déficit es la baja recaudación fiscal debida a un pobre desempeño económico, una de las demandas fundamentales de los republicanos que se opusieron a capa y espada a aumentar los impuestos a los más ricos.
En su comentario Stiglitz advierte que estas políticas son válidas para el estancamiento de la economía.
Asimismo habla de "una gran debacle" económica y de que la respuesta del Capitolio, recortes masivos del gasto, garantiza que niveles de desempleo inaceptablemente altos continúen durante años.
Por ejemplo, uno de cada seis estadounidenses que desean un trabajo a tiempo completo aún no puede obtenerlo.
Pero al parecer ya los afectados presuntamente comenzaron a pasarle la factura a los que presionaron para el acuerdo de la deuda.
Una encuesta que publicó la víspera la televisora CNN plantea que el Partido Republicano bajó del 41 por ciento en julio hasta el 31 ahora en la aceptación de los votantes.
Mientras, los demócratas subieron de 45 por ciento hasta 47 por ciento.
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