Inútiles, políticas públicas que tratan a la juventud como un sector uniforme: expertos
Fernando Camacho Servín
Periódico La Jornada
Viernes 12 de agosto de 2011, p. 3
“Los jóvenes son un grupo heterogéneo que no puede reducirse a un solo núcleo de intereses y preocupaciones –como tampoco sucede con los adultos–, por lo que diseñar políticas públicas demasiado generales para atender a este sector no tiene ninguna efectividad ni sirve para entender realmente sus problemáticas.”
La anterior fue una de las principales conclusiones a que llegaron los participantes en la segunda jornada de actividades del seminario internacional de investigación Juventud, cambio generacional y vínculo social, que hoy concluye en la Torre de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Verónica Filardo, académica de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República, en Uruguay, dictó una conferencia magistral en la que abordó la cuestión de cómo se conceptualiza a los jóvenes desde el poder, encasillándolos en ciertas categorías que no necesariamente obedecen a la realidad.
Es imposible –advirtió– incluirlos a todos en un mismo grupo, con las mismas demandas e inquietudes, y de quienes se espera que sigan la misma trayectoria. Por ello, es pertinente cuestionarse sobre quién legitima qué es "lo joven" y se arroga el derecho de representarlo.
Dentro de su enorme diversidad –dijo–, hay algunos puntos que sí afectan a la gran mayoría de las personas de entre 18 y 29 años en casi todo el mundo: son el sector más golpeado por el desempleo, puntualizó.
Filardo, quien presentó un estudio sobre la manera en que inciden en la vida de las jóvenes uruguayas las oportunidades de acceso a la educación y el inicio de la maternidad, se manifestó contra el concepto de ninis, pues no todas las personas incluidas en él están verdaderamente al margen de las escuelas y del mundo laboral, ni pueden ser tomadas como una simple reserva para los grupos del crimen organizado.
Por su parte, el antropólogo chileno Mauricio Sepúlveda alertó que en la actualidad hay un discurso neoconservador que trata de despolitizar a la juventud mediante la exacerbación de la individualidad, y al mismo tiempo restringe los conceptos de lo que es o no deseable para ella.
Imanol Ordorika, académico del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, indicó que la juventud es una construcción social inasible, y por eso, aunque este sector ha sido uno de los principales motores de los movimientos sociales en todo el mundo, en realidad no hay uno solo de éstos que reivindique como su leit motiv el hecho de tener cierta edad.
Al ejemplificar lo anterior, el politólogo y especialista en temas educativos destacó la claridad y capacidad de análisis del actual movimiento estudiantil chileno y de los indignados españoles; señaló que es mentira que los jóvenes no estén politizados, sino que tienen formas distintas de hacerlo.
En tanto, María Angels Roque, investigadora del Instituto Europeo de la Mediterranía, manifestó que los actuales movimientos sociales están más globalizados de lo que podría pensarse, y destacó el papel que ha tenido en ello el uso de las redes sociales y las nuevas tecnologías, como lo demuestran los caso de Egipto y de otros países del Magreb.
José Antonio Pérez Islas, profesor del Seminario de Investigación en Juventud de la UNAM, apuntó que el proceso de independización de los jóvenes se ha visto alterado por la falta de oportunidades escolares y laborales, y en un gran porcentaje terminan ocupando empleos de muy escasa retribución monetaria.
En el mismo sentido, Gonzalo Saraví, del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, presentó un estudio que demuestra cómo el llamado bono demográfico en el país está entrando en un proceso de declive irreversible, lo que sumado a la crisis económica ha provocado que la juventud postergue la salida de la casa de sus padres, la formación de una pareja o la creación de una familia propia.
Aunque cada vez tienen mayor acceso a la educación, paradójicamente son el sector más expuesto a la precariedad laboral, la exclusión y el bombardeo publicitario hacia el consumismo, lo cual genera a la postre un debilitamiento de los vínculos con las instituciones en general, lamentó.
Fuente
Periódico La Jornada
Viernes 12 de agosto de 2011, p. 3
“Los jóvenes son un grupo heterogéneo que no puede reducirse a un solo núcleo de intereses y preocupaciones –como tampoco sucede con los adultos–, por lo que diseñar políticas públicas demasiado generales para atender a este sector no tiene ninguna efectividad ni sirve para entender realmente sus problemáticas.”
La anterior fue una de las principales conclusiones a que llegaron los participantes en la segunda jornada de actividades del seminario internacional de investigación Juventud, cambio generacional y vínculo social, que hoy concluye en la Torre de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Verónica Filardo, académica de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República, en Uruguay, dictó una conferencia magistral en la que abordó la cuestión de cómo se conceptualiza a los jóvenes desde el poder, encasillándolos en ciertas categorías que no necesariamente obedecen a la realidad.
Es imposible –advirtió– incluirlos a todos en un mismo grupo, con las mismas demandas e inquietudes, y de quienes se espera que sigan la misma trayectoria. Por ello, es pertinente cuestionarse sobre quién legitima qué es "lo joven" y se arroga el derecho de representarlo.
Dentro de su enorme diversidad –dijo–, hay algunos puntos que sí afectan a la gran mayoría de las personas de entre 18 y 29 años en casi todo el mundo: son el sector más golpeado por el desempleo, puntualizó.
Filardo, quien presentó un estudio sobre la manera en que inciden en la vida de las jóvenes uruguayas las oportunidades de acceso a la educación y el inicio de la maternidad, se manifestó contra el concepto de ninis, pues no todas las personas incluidas en él están verdaderamente al margen de las escuelas y del mundo laboral, ni pueden ser tomadas como una simple reserva para los grupos del crimen organizado.
Por su parte, el antropólogo chileno Mauricio Sepúlveda alertó que en la actualidad hay un discurso neoconservador que trata de despolitizar a la juventud mediante la exacerbación de la individualidad, y al mismo tiempo restringe los conceptos de lo que es o no deseable para ella.
Imanol Ordorika, académico del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, indicó que la juventud es una construcción social inasible, y por eso, aunque este sector ha sido uno de los principales motores de los movimientos sociales en todo el mundo, en realidad no hay uno solo de éstos que reivindique como su leit motiv el hecho de tener cierta edad.
Al ejemplificar lo anterior, el politólogo y especialista en temas educativos destacó la claridad y capacidad de análisis del actual movimiento estudiantil chileno y de los indignados españoles; señaló que es mentira que los jóvenes no estén politizados, sino que tienen formas distintas de hacerlo.
En tanto, María Angels Roque, investigadora del Instituto Europeo de la Mediterranía, manifestó que los actuales movimientos sociales están más globalizados de lo que podría pensarse, y destacó el papel que ha tenido en ello el uso de las redes sociales y las nuevas tecnologías, como lo demuestran los caso de Egipto y de otros países del Magreb.
José Antonio Pérez Islas, profesor del Seminario de Investigación en Juventud de la UNAM, apuntó que el proceso de independización de los jóvenes se ha visto alterado por la falta de oportunidades escolares y laborales, y en un gran porcentaje terminan ocupando empleos de muy escasa retribución monetaria.
En el mismo sentido, Gonzalo Saraví, del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, presentó un estudio que demuestra cómo el llamado bono demográfico en el país está entrando en un proceso de declive irreversible, lo que sumado a la crisis económica ha provocado que la juventud postergue la salida de la casa de sus padres, la formación de una pareja o la creación de una familia propia.
Aunque cada vez tienen mayor acceso a la educación, paradójicamente son el sector más expuesto a la precariedad laboral, la exclusión y el bombardeo publicitario hacia el consumismo, lo cual genera a la postre un debilitamiento de los vínculos con las instituciones en general, lamentó.
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