México: Hermanos sin palabra

lunes 8 de agosto de 2011

Eduardo Ibarra Aguirre (FORUMENLINEA)

Apenas fue electa Luisa María Calderón Hinojosa candidata del Partido Acción Nacional a la gubernatura de Michoacán, el domingo 4, y el jueves 8 su hermano Felipe ya se encontraba en gira de trabajo por el estado.

Inaugurar carreteras, hospitales y circuitos turísticos fue el motivo de la jornada del primer fin de semana de agosto “en el estado más hermoso del país, o uno de los más hermosos para no entrar en polémicas”, en la que estuvo ausente el caro tema de la inseguridad pública en el discurso presidencial, mientras que el gobernador lo reiteró una y otra vez, y el alcalde de Apatzingán fue ovacionado ostensiblemente.

Genaro Guízar Valencia fue una de las más de 30 víctimas encarceladas con el michoacanazo –polémico operativo policiaco y militar diseñado por la hoy jefa del Ministerio Público federal, la abogada que de un manotazo despidió a más de la mitad los delegados de la PGR--, mismo que reforzó la percepción de que la procuración de justicia en éste como en el sexenio de la “pareja presidencial”, se utiliza con fines políticos y hasta familiares, amén de que terminó en un sonado fracaso ministerial, como en los casos de Julio César Godoy y de Jorge Hank, y está por suceder con Gregorio Sánchez, con todo y los reconocimientos que acumula Marisela Morales.

Fue precisamente en Michoacán donde el 13 de diciembre de 2006 comenzó la más costosa de las estrategias gubernamentales en muertos con más de 51 mil, 120 mil desplazados, 10 mil desaparecidos (según cifras de Emilio Álvarez Icaza), desempleados, huérfanos y emigrados en el país. Estrategia aplicada de común acuerdo con el primer Ejecutivo estatal perredista que reconoció a Calderón Hinojosa, lo que abrió paso a una temporada de cooperación institucional hasta que apareció el michoacanazo sin decir “agua va” al gobierno estatal –pero sí a la hermana que nunca fue incomoda--, y Leonel Godoy empezó a caer en la cuenta de la proyección electoral y familiar del quehacer policiaco y militar del general de cinco estrellas.

Tan extendida es la percepción sobre el faccioso uso y abuso de las instituciones y sus planes para favorecer a Luisa María –presuntamente madre de un hijo de Jesús Ortega Martínez--, que el mismo abogado, economista y administrador público reconoció con singular cinismo ante sus paisanos: “Quizá sea la última o de las últimas veces que venga a Michoacán, precisamente para no interferir en el proceso electoral que empieza en septiembre”.

Con cinismo ilimitado, el señor que en sus ratos libres despacha como secretario de Salud y puja por la candidatura panista para gobernar Guanajuato, plaza exclusiva de la Organización Nacional El Yunque, organizó un informe de actividades sobre el sector en Michoacán, con carácter “de privado”, y la candidata Calderón Hinojosa ocupó lugar en la mesa principal y recibió la promesa del subordinado de su hermano de “apoyar a Michoacán con todo lo que se requiera”.

Si el hermano de Luisa María interviene abiertamente a favor de ella --quien durante cuatro años y medio dispuso de las estructura y recursos de las delegaciones federales en Michoacán y de un numerosísimo equipo del Estado Mayor Presidencial--, además de que carga los dados a favor del imberbe secretario de Hacienda, por qué se van a negar el mismo derecho los cinco suspirantes a la candidatura presidencial panista. El jefe marcó la tónica y el febril activismo preelectoral domina a su gris e incompetente gabinete.

Por lo demás, las palabras empeñadas por ambos Calderón Hinojosa: “No ocuparé espacios públicos” y “Seré el presidente del empleo” los muestran también hermanados en la falta de valor de sus compromisos.

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