Contraflujo

David Aponte
October 4, 2010
Esta es la historia de una tarjeta de crédito en Estados Unidos, un plástico de American Express que ha sido la llave para vincular al ex director de Operaciones de la Comisión Federal de Electricidad, Néstor Moreno Díaz, con un caso de soborno millonario, una red de corrupción con repercusiones internacionales. El entramado de la compra de favores corrió desde una trasnacional en Europa hacia una subsidiaria en Texas y posteriormente hacia México. La red de trasferencias bancarias para el pago ilegal de comisiones tocó a bancos estadounidenses, alemanes, suizos y mexicanos, de acuerdo con las investigaciones del Departamento de Justicia, el Buró Federal de Investigaciones y la Comisión de Valores de EU, conocida como SEC.

La tarjeta de crédito es, hasta ahora, el hilo que conduce hacia el ex funcionario mexicano, un sujeto considerado estrafalario, adicto a la cirugía plástica y amante de los lujos y el dinero. Lo movimientos financieros de la AM, gastos y pagos, ligan a la trasnacional ABB LTD., con sede en Suiza con la subsidiaria ABB Inc. (ABB Sugarland), en Texas, y una compañía intermediaria denominada Sorvill, relacionada a su vez con otra empresa Grupo Internacional de Asesores (Grupo), otra llamada Grupo to Global Finacial (Global) y el consorcio LM, vinculadas a dos mexicanos: Ángela María Gómez Aguilar, morelense de 55 años con ciudadanía estadounidense, y su esposo Enrique Aguilar Noriega.

Los nombres de los dos mexicanos y las empresas están relacionados con el pago de sobornos a ex funcionarios de la CFE, según la investigación del gobierno de Estados Unidos.

La intricada red de corrupción de todas estas empresas llegó hasta dos ex funcionarios de la CFE, Néstor Moreno Díaz y Arturo Hernández Álvarez, relacionados con sobornos de millones de dólares a cambio de contratos del gobierno de México para la trasnacional ABB. Uno de ellos, Moreno Díaz, está siendo investigado en Estados Unidos por la sospecha de haber recibido un auto Ferrari Spider F430 de 297 mil 500 dólares y un yate Dream Seeker de 1.8 millones de dólares. Aquí hay un problema en la investigación del FBI: la adquisición de estos lujos no está directamente ligada con el ex servidor público, porque no están a su nombre.

Sin embargo, la American Express tiene a Moreno Díaz atado a la red de corrupción de ABB, cuya empresa ya se declaró culpable en Estados Unidos por los contratos ilegales por millones de dólares con la empresa de clase mundial, la CFE.

Esta es la historia de la tarjeta de crédito, la llave que condujo a un experimentado agente del FBI hacia las puertas de presuntos sobornos para el ex funcionario de la Comisión Federal de Electricidad:

A partir de la revisión de documentación de la empresa Global en 2008, el policía descubrió la cuenta de tarjeta de crédito relacionada con la compañía de Ángela María Gómez Aguilar, también identificada como Ángela Aguilar. La mujer dio autorización para que Global asumiera los cargos de Moreno Díaz.

Entre el 5 de septiembre de 2006 y el 5 de enero de 2008, el agente del FBI halló compras por 164 mil 791 dólares, que fueron pagados por Global. La mujer autorizó con su firma que los gastos de la tarjeta fueran pagados por esa empresa, bajo el argumento de que se trataba del cuñado del dueño de la compañía.

Los documentos también arrojaron que Ángela María Gómez Aguilar comenzó en 2006 las transacciones para comprarle a Moreno Díaz el yate Dream Seeker. Al año siguiente, los supuestos empresarios mexicanos adquirieron el Ferrari en una agencia de Beverly Hills. El auto quedó a nombre de la mujer, pero dio su autorización para que el entonces funcionario de la CFE lo recogiera y apareciera en la póliza de seguro como uno de los conductores.

El agente del FBI tuvo acceso en julio de 2008 a los movimientos financieros y de las cuentas bancarias de la empresa Global y las transferencias desde LM daban con las compras del auto, el yate y el pago de la tarjeta AM de Moreno Díaz. Las referencias de las transacciones mencionan “CFE” o “servicios externos y comisiones”. El policía descubrió que la suma total del flujo alcanzaba cinco millones 330 mil 22 dólares con 38 centavos.

Con estos datos, los fiscales estadounidenses abrieron un proceso judicial en una corte de distrito en Los Ángeles, California, en contra de Ángela María Gómez Aguilar, por haber pagado sobornos para conseguir 19 contratos de la CFE. Por ahora, la firma suiza ABB ha aceptado su responsabilidad en la intrincada red de empresas y cuentas bancarias en este caso de corrupción.

¿Cuál será la respuesta de las autoridades mexicanas? ¿Cuándo dará la cara el director de la CFE, Alfredo Elías Ayub? La exhibición internacional del caso ha puesto, ahora sí, a la empresa en la clase mundial de los sobornos.

daponte@ejecentral.cm.mx

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