Panorama Laboral/Juan Guzmán G.
08:53:48 04-10-2010
En las sociedades modernas que alardean de democráticas, los individuos nacen con tres derechos inalienables e intransigibles; alimentación, trabajo y libertad. En México, incluso, la Constitución General de la República -que está más para la presunción que para su aplicación-, consagra esos principios básicos humanos.
Es un hecho que en nuestro país no existe una democracia popular ni mucho menos quienes están encargados de hacer respetar la Carta Magna cumplen con su meritoria obligación. Por el contrario, la violan constante y flagrantemente en un ruinoso ejemplo que sigue buena parte de la ciudadanía.
Desde el Jefe del Ejecutivo, pasando por sus colaboradores más cercanos hasta la ahora llamada Suprema Corte de (in)Justicia de la Nación, sus millonarios jueces, claro, han dado muestras de alejarse lo más posible de los principios constitucionales, cuando así conviene a sus intereses económicos y/o políticos.
El caso de la guardería ABC, donde murieron por negligencia y otros delitos, más de cuarenta pequeños, sería más que suficiente como muestra de lo anterior pero, para evitar cualquier sospecha en contrario, está el fascista método conque se eliminó a la Compañía de Luz y Fuerza o lo que se trama contra los trabajadores de la Compañía Mexicana de Aviación.
En el infanticidio, quienes fueron responsabilizados en forma espartana y ejemplar por los desgarrados padres, no solamente gozan de plena libertad sino que algunos cobran sueldos como funcionarios honrosos y trabajadores y andan por la calle con tal cinismo y desfachatez, capaz de avergonzar al bíblico Herodes.
Juan Molinar Horcasitas, quien usó al Instituto Federal Electoral como ariete político para llegar a la dirección general del IMSS y luego instalarse como Secretario de Comunicaciones y Transportes, junto con el multimillonario ex gobernador de Sonora, Eduardo Burns, son los dos principales responsables de la tragedia en el ABC y ¡ni quien los toque! por ordenes de la Suprema Corte de (in)Justicia.
Y sí la Constitución General de la República señala el derecho al trabajo que todo ciudadano tiene desde que nace, ¿acaso sería un exceso decir que Felipe Calderón Hinojosa y sus epígonos la violaron al ordenar el cierre de la Compañía de Luz con la fuerza de la policía que nunca con la razón?
Más de 45 mil trabajadores fueron despojados de su fuente de labor -que al mismo tiempo les daba ingresos para ejercer su derecho a la alimentación-, de un sólo plumazo con el único fin de hacer rentable a los ojos extranjeros a esa empresa propiedad de los mexicanos, no de una cáfila de administradores codiciosos.
Al parecer nada impedirá que el mismo infortunio de los integrantes del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) alcance a cientos de trabajadores de tierra, sobrecargos y pilotos de la Compañía Mexicana de Aviación cuya suerte está en manos del negligente Molinar Horcasitas y de la Suprema Corte de (in)Justicia.
El problema descrito aquí también es moral en su conjunto. Las personas han dejado de alimentar su conciencia con virtudes; ahora lo hacen con vanidades que solamente les da el poder y el dinero, hijos naturales del despojo y el abuso.
TIEMPO EXTRA
El diputado michoacano por suerte, que nunca por elección popular, Fernando Espino Arévalo, dictador vitalicio del Sindicato (dizque) Nacional de Trabajadores del Sistema de Transporte Colectivo, Metro, cuenta con el total repudio de la fuerza laboral de aquella entidad. Juan Carlos Velasco, ex diputado federal, líder cetemista en Michoacán y también miembro del Partido Revolucionario Institucional (PRI) dijo que al personaje en cuestión ”nadie lo conoce en el estado”. Y lo peor, su agandalle. Cuando fue presidente local del PaNal, propiedad de la profesora Elba Esther Gordillo, pretendió presionarla para lograr que su hijo, Fernando Espino, quien le administra su restaurante El Asador del Bariloche fuera nominado como candidato PLURINOMINAL a una diputación federal sin que contara con militancia ni antecedentes políticos. Obvio, la profesora lo mando a la... muy lejos lo que llevo al tirano sindical a hacer un berrinche y defenestrar de las filas panalistas para devolverse al PRI donde fue nominado como candidato suplente por la quinta circunscripción encabezada por Jenny de los Reyes, recientemente fallecida en un accidente automovilístico. Y como muchos saben del desprecio de Espino Arévalo hacia los periodistas, lo hago responsable ante la Secretaría de Gobernación y los lectores, de mi seguridad y la de mis familiares.
Fuente
En las sociedades modernas que alardean de democráticas, los individuos nacen con tres derechos inalienables e intransigibles; alimentación, trabajo y libertad. En México, incluso, la Constitución General de la República -que está más para la presunción que para su aplicación-, consagra esos principios básicos humanos.
Es un hecho que en nuestro país no existe una democracia popular ni mucho menos quienes están encargados de hacer respetar la Carta Magna cumplen con su meritoria obligación. Por el contrario, la violan constante y flagrantemente en un ruinoso ejemplo que sigue buena parte de la ciudadanía.
Desde el Jefe del Ejecutivo, pasando por sus colaboradores más cercanos hasta la ahora llamada Suprema Corte de (in)Justicia de la Nación, sus millonarios jueces, claro, han dado muestras de alejarse lo más posible de los principios constitucionales, cuando así conviene a sus intereses económicos y/o políticos.
El caso de la guardería ABC, donde murieron por negligencia y otros delitos, más de cuarenta pequeños, sería más que suficiente como muestra de lo anterior pero, para evitar cualquier sospecha en contrario, está el fascista método conque se eliminó a la Compañía de Luz y Fuerza o lo que se trama contra los trabajadores de la Compañía Mexicana de Aviación.
En el infanticidio, quienes fueron responsabilizados en forma espartana y ejemplar por los desgarrados padres, no solamente gozan de plena libertad sino que algunos cobran sueldos como funcionarios honrosos y trabajadores y andan por la calle con tal cinismo y desfachatez, capaz de avergonzar al bíblico Herodes.
Juan Molinar Horcasitas, quien usó al Instituto Federal Electoral como ariete político para llegar a la dirección general del IMSS y luego instalarse como Secretario de Comunicaciones y Transportes, junto con el multimillonario ex gobernador de Sonora, Eduardo Burns, son los dos principales responsables de la tragedia en el ABC y ¡ni quien los toque! por ordenes de la Suprema Corte de (in)Justicia.
Y sí la Constitución General de la República señala el derecho al trabajo que todo ciudadano tiene desde que nace, ¿acaso sería un exceso decir que Felipe Calderón Hinojosa y sus epígonos la violaron al ordenar el cierre de la Compañía de Luz con la fuerza de la policía que nunca con la razón?
Más de 45 mil trabajadores fueron despojados de su fuente de labor -que al mismo tiempo les daba ingresos para ejercer su derecho a la alimentación-, de un sólo plumazo con el único fin de hacer rentable a los ojos extranjeros a esa empresa propiedad de los mexicanos, no de una cáfila de administradores codiciosos.
Al parecer nada impedirá que el mismo infortunio de los integrantes del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) alcance a cientos de trabajadores de tierra, sobrecargos y pilotos de la Compañía Mexicana de Aviación cuya suerte está en manos del negligente Molinar Horcasitas y de la Suprema Corte de (in)Justicia.
El problema descrito aquí también es moral en su conjunto. Las personas han dejado de alimentar su conciencia con virtudes; ahora lo hacen con vanidades que solamente les da el poder y el dinero, hijos naturales del despojo y el abuso.
TIEMPO EXTRA
El diputado michoacano por suerte, que nunca por elección popular, Fernando Espino Arévalo, dictador vitalicio del Sindicato (dizque) Nacional de Trabajadores del Sistema de Transporte Colectivo, Metro, cuenta con el total repudio de la fuerza laboral de aquella entidad. Juan Carlos Velasco, ex diputado federal, líder cetemista en Michoacán y también miembro del Partido Revolucionario Institucional (PRI) dijo que al personaje en cuestión ”nadie lo conoce en el estado”. Y lo peor, su agandalle. Cuando fue presidente local del PaNal, propiedad de la profesora Elba Esther Gordillo, pretendió presionarla para lograr que su hijo, Fernando Espino, quien le administra su restaurante El Asador del Bariloche fuera nominado como candidato PLURINOMINAL a una diputación federal sin que contara con militancia ni antecedentes políticos. Obvio, la profesora lo mando a la... muy lejos lo que llevo al tirano sindical a hacer un berrinche y defenestrar de las filas panalistas para devolverse al PRI donde fue nominado como candidato suplente por la quinta circunscripción encabezada por Jenny de los Reyes, recientemente fallecida en un accidente automovilístico. Y como muchos saben del desprecio de Espino Arévalo hacia los periodistas, lo hago responsable ante la Secretaría de Gobernación y los lectores, de mi seguridad y la de mis familiares.
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