El SME convoca a las organizaciones sindicales hermanas a la solidaridad internacional

ESTIMADOS CAMARADAS

Salud:

EL ASALTO

La noche del 10 de octubre de 2009; la Policía Federal, destacamentos del Ejercito Mexicano y la Marina, apoyados logísticamente por elementos de las policías de cuatro estados de la República y del Distrito Federal, tomaron por asalto las oficinas, centros operativos, subestaciones y centrales generadoras de Luz y Fuerza del Centro (LyFC). Empresa centenaria, que a partir de 1994 se establece como organismo público descentralizado, encargado del suministro de energía eléctrica en la zona centro de nuestro país.

En cadena nacional, el espurio Felipe Calderón anunciaba con bombo y plantillo el acontecimiento, dimensionándolo como un acto heroico de proporciones históricas. Días después, en un evento de ignominia, en el que se reunió la oligarquía para celebrar el suceso, los personeros del empresariado le aplaudieron de pie, de manera continúa durante cinco minutos, al presidente de sus anhelos. Los enemigos de la clase obrera estaban de plácemes, embriagada de júbilo, la burguesía vitoreaba al presidente que había tenido el “valor” de asestar el golpe “definitivo” al Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), opositor intransigente a la privatización de los energéticos y bastión del pueblo de México en la defensa de la Soberanía nacional y los derechos sociales de los trabajadores.

Con dos años de antelación al 10 de octubre, los medios de comunicación orgánicamente serviles al régimen, desplegaron una feroz campaña de desprestigio en contra de los trabajadores del SME, la cual se profundizó en los meses previos al asalto a las instalaciones de LyFC. Domesticar a la opinión pública, constituía un requisito fundamental de su política de exterminio, en contra de un gremio que estorbaba a sus pretensiones de entrega de los energéticos a las transnacionales monopólicas del imperio.

Los explotadores y hambreadores del pueblo, señalaron cínicamente a los miembros del SME como trabajadores de excepción, insoportable les parece que contáramos con un

Contrato Colectivo de Trabajo (CCT) que plasma nuestras conquistas de 96 años de lucha obrera. Desbocados en su afán de apoderarse del Patrimonio Nacional, criticaron sin rubor la “ineficiencia del servicio” que prestaba la Empresa, los organismos cúpula que agrupan al parasitario empresariado mexicano y a sus subsidiarias organizaciones civiles, “defensoras de la moral pública”, publicaron desplegados en páginas completas en los diarios de circulación nacional, implorando que se “pusiera orden en Luz y Fuerza” y que se le ajustaran cuentas, de una vez por todas, al SME. Se le exigía al verdugo que dejara caer inmisericorde la guillotina.

LA RESISTENCIA

La decisión de exterminar a nuestra organización sindical, careció de límites. El decreto de extinción de la Empresa, publicado un día después del asalto militar a las instalaciones de LyFC, constituye una aberración jurídica, violatorio de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y de las leyes laborales de nuestro país. La extinción de LyFC, constituye en realidad un acto de poder extralegal y extrajudicial, el decreto es un acto autoritario del poder público, que hizo permisible a la luz del día, la represión política y la expropiación de los bienes nacionales, a favor de la oligarquía transnacional y de sus socios autóctonos.

Despojados ilegalmente de nuestro empleo, decidimos iniciar cuesta arriba, en situaciones inéditas, la resistencia obrera, echando mano de nuestra tradición de lucha proletaria, y de la solidaridad de las organizaciones fraternas que inmediatamente manifestaron su disposición de marchar a nuestro lado.

En terreno minado por la sumisión del aparato de justicia al Poder Ejecutivo, hemos recorrido un sinuoso camino para hacer valer nuestros derechos. Decenas de recursos legales han sido elevados ante juzgados y tribunales, en una ruta de resistencia que forcejea con un decrépito sistema de justicia, asfixiado por la impunidad oligárquica. Sin importar la indiferencia mostrada por la mayoría de los diputados y senadores ante la violación de su soberanía (en nuestro país legislar en materia de electricidad es jurisdicción del Congreso de la Unión), hemos forzado Comisiones Especiales de Legisladores que le den seguimiento al conflicto que involucra al gobierno Federal y al SME, y ha obligado a pronunciamientos, que desde las Cámaras, cuestionan la validez jurídica de los procedimientos seguidos por el Ejecutivo.

Durante un año de resistencia, el SME, recurriendo a la infinita creatividad de los trabajadores y de su decidida determinación de alcanzar la justicia “cueste lo que cueste”, arraigado en la determinación de obtener la victoria, dispuesto a entregar la cuota de sacrificio que el enfrentamiento de clases reclama, incursionó en una diversidad de formas de lucha: cientos de marchas, multitudinarias concentraciones, plantones, mítines, conferencias, seminarios, cadenas humanas; hasta llegar a la huelga de hambre. A los militantes de la resistencia del SME, se nos ha hecho familiar el enfrentamiento con la Policía Federal, que nos persigue por todas partes.

Instalada en el Zócalo de la Ciudad de México, la huelga de hambre de decenas de mujeres y hombres electricistas en resistencia, constituyó una gesta heroica de la clase obrera, manifestación palmaria de la determinación de entregar la vida si fuere necesario por las causas colectivas. La huelga de hambre que duró 90 días, alcanzó objetivos políticos determinantes, el reconocimiento de éstos, obligó al gobierno a asumir que el conflicto derivado de la extinción de LyFC tenía que ser reconocido como tal, y que el SME estaba posicionado como fuerza beligerante, ello al margen del reconocimiento oficial de la “Toma de Nota” (recurso leguleyo impuesto por el gobierno mexicano, para desconocer a sus críticos sindicales) que ilegalmente le negó el gobierno a la dirección sindical, dentro de la estrategia de exterminio, que definitivamente fracasó.

A partir del levantamiento de la huelga de hambre, el Sindicato y el Gobierno sostienen una mesa de dialogo y negociación que se prolonga ya por más de dos meses. El retorno a nuestros centros laborales, la reinstalación en nuestros puestos de trabajo, el reconocimiento de nuestro Contrato Colectivo y la aceptación del SME como representante del más alto interés profesional de sus agremiados, son nuestras demandas centrales.

La mesa de negociación no suspende la ruta de la movilización, sin la cual, la resistencia obrera cae en dialogismo fatuo y desgaste del movimiento. Requerimos escalar niveles superiores de nuestro movimiento, bajo la perspectiva de que la mesa de negociación se traduzca en una senda de solución del conflicto, y no devenga en un proceso de desgaste y desmoralización de nuestra lucha.

LA SOLIDARIDAD

El motivo de nuestra misiva es solicitar la solidaridad de las organizaciones sindicales hermanas con las que el SME mantiene vínculos fraternos, y con otras, con las que ustedes pueden contactarnos.

La intensidad de la lucha de resistencia que hemos sostenido durante un año, las condiciones extremas en que ésta se ha desenvuelto (sin recursos económicos, pues el gobierno incautó nuestras cuentas sindicales, bajo fuego sistemático de los medios de comunicación serviles a la oligarquía quienes no cesan en el intento de deslegitimar nuestra causa, y sin salario, que permita solventar las necesidades de la familia), ha sido el reservorio, en el cual los trabajadores del SME hemos arribado a un desarrollo superior del concepto de solidaridad entre trabajadores y de su práctica concreta, desarrollo del entendimiento de un principio fundamental de la unidad de clase, que se distingue de lejos de la consideración que al respecto teníamos bajo la seguridad del empleo y la obtención puntual del salario. La resistencia enseña, la resistencia educa, la resistencia forma.

La resistencia del SME entendida bajo el principio de la solidaridad de clase, es la resistencia de todos los sindicatos hermanos de cualquier parte del mundo. ¡SI NOS DERROTAN, LOS DERROTAN A USTEDES; NUESTRA VICTORIA SERÁ SU VICTORIA!

Al cumplirse un año de nuestra heroica lucha de resistencia, el SME impulsará una jornada de movilización que iniciará el 6 de octubre, bajo un amplio programa que incluye una diversidad de eventos, en la parte final de esta jornada realizaremos una gran concentración el día 11 del mismo mes, en el Zócalo de la Ciudad de México.

Dentro de esta jornada hemos considerado la posibilidad de que su organización participe, desde su país, bajo alguna de las siguientes modalidades:

Publicar en algún diario de su país, un desplegado o cintillo referente a la resistencia del SME y la exigencia de su Organización al Gobierno de México, en el sentido de la solución al conflicto derivado de la extinción de Luz y Fuerza del Centro de una manera justa para el Sindicato y los trabajadores. Restituyéndoles a estos últimos, sus derechos laborales y al primero, sus garantías constitucionales.
Realizar una movilización en su país a la embajada de México; la entrega en la sede diplomática de un documento, que reclame al gobierno de México la suspensión de la ofensiva en contra del Sindicato Mexicano de Electricistas y del Sindicato Nacional Minero Metalúrgico Similares y Conexos de la República Mexicana (SNMMSCRM); se denuncie la intromisión del Secretario de Trabajo y Previsión Social del Gobierno Federal Javier Lozano Alarcón, en la vida interna de los sindicatos; y se señale el incumplimiento del Convenio 87 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), por parte del gobierno mexicano.
Proponerle a algunos editorialistas de medios escritos o electrónicos con los que su organización tenga relación, que traten el tema que nos ocupa en los espacios a los que tengan acceso.
Proponerle a algunos conductores de programas de radio o televisión de su país, realicen algún enlace con nuestros dirigentes, con fines de entrevista en fecha cercana al 11 de octubre, al cumplirse un año de la resistencia del SME.

Fraternalmente
“Por el Derecho y la Justicia del Trabajador”
México D.F. a 30 septiembre de 2010
FERNANDO AMEZCUA CASTILLO
Secretario del Exterior

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