México SA - Calderón en el espejo
Carlos Fernández-Vega
De plano no tiene remedio: el país se le desmorona en las manos; el suyo, entre tantas otras cosas, es el sexenio que reporta los mayores índices de inseguridad y asesinatos asociados a ella; el de peor comportamiento económico en casi cuatro décadas; el que observa ridícula generación de empleo; el de mayor fuga de capitales (51 mil millones de dólares, contra 40 mil de JLP); el que ha elevado la deuda pública en 10 puntos porcentuales en sólo cuatro años, para llevarla a 30 por ciento del PIB; el que en un bienio aumentó en 6 millones el número de mexicanos pobres (para vivir mejor”); el que prometió reducir los impuestos y en los hechos los ha elevado como nadie antes; el que, como Fox, ha sido acusado de delincuente electoral… pero es él quien asegura que “el peligro para México” es otro, que esta acusación es “cierta y válida” y que el político con apodo de pez “le hizo un daño terrible a México con su campaña de rencor y de odio antes y después de las elecciones”, según su imparcial evaluación de la realidad nacional.
¿Desvergüenza, delirium, falta de memoria, masoquismo o muestra fehaciente de que le urgen unas vacaciones en el Fray Bernardino? Tal vez todo junto, sin olvidar su enfermiza actitud de ser el presidente del partido de gobierno, y no cabeza del Estado mexicano. ¿Qué necesidad tenía de regresar a los tiempos de su sucia campaña electoral, cuando cuatro años después de aquella temporada el balance que arroja es deprimente, notorio su fracaso como inquilino de Los Pinos y elevadísimo el costo para el país? ¿Tan urgido está de desviar las miradas? ¿Peligro para México? Sí, pero Felipe Calderón, junto con su gabinetazo, y no es propaganda negra, como la del PAN y su candidato. Son hechos.
En tiempos de su campaña electoral Calderón, su partido político y el gran capital que lo financiaba, pregonaban: “si llega a presidente nos va a endeudar más y vendrá una crisis económica, devaluación, desempleo. Estos son los grandes planes de López Obrador, un peligro para México”… López Obrador juega con el futuro de México… sus grandes ideas sólo significan deuda y más deuda para todos… con López Obrador perdemos todos… hay formas de que México avance sin deudas… Felipe Calderón te dirá cómo”.
Según amenazaba, quien endeudaría al país sería López Obrador, pero resulta que en cuatro años, con Calderón en Los Pinos, la deuda pública se ha incrementado de 20.3 a 30.2 por ciento del producto interno bruto (casi 2 billones de pesos), y contando, lo que se traduce en que la deuda por mexicano pasó de 18 mil 912 pesos en diciembre de 2006, a 36 mil 234 pesos en junio de 2010, casi el doble en 43 meses (hasta junio de 2010), lo que es lo mismo un aumento cercano a 100 por ciento. ¿Quién iba a endeudar a quién? ¿Cómo está eso de “hay formas de que México avance sin deudas y Felipe Calderón te dirá cómo”?
Lo anterior, sin olvidar lo relativo a crisis económica, devaluación y desempleo: la primera, la más profunda en 80 años, con un desplome de 6.5 por ciento del PIB, por mucho que la desdeñó calificándola, junto con su secretario de Hacienda, de simple “catarrito”; la segunda, hasta de 50 por ciento en 2008, para estabilizarse en 30 por ciento desde 2009; el tercero, creciente, con cifras históricas (2.5 millones de desempleados en el país, sin considerar otros indicadores que elevan la tasa a 15 por ciento de la población económicamente activa).
En otro pasaje de su guerra propagandística, Calderón, su partido y los titiriteros acusaban: “López Obrador miente otra vez en su anuncio del IVA… afirma que la propuesta de Felipe Calderón habla del tema… Mentira… además, de manera fraudulenta manipuló un video para engañarte. Lo que realmente propuso Felipe Calderón fue esto: devolver dinero en efectivo a los más pobres, reducir el impuesto sobre la renta… López Obrador te quiere ver la cara”.
En efecto, les vio la cara a los electores, a esos “15 millones de mexicanos que así lo pensamos en 2006” (que el Peje era un “peligro para México”), pero el propio Felipe Calderón en sus cuatro años de estancia en Los Pinos, aumentó impuestos y creó nuevos gravámenes por doquier; la tasa del IVA creció de 15 a 16 por ciento; la del impuesto sobre la renta de 28 a 30 por ciento y mayores gravámenes a productos como cerveza, alcohol y tabaco; de la manga se sacó el IETU (que comenzó en 16 por ciento y ya va por 17.5 por ciento), el impuesto a la gasolina (independiente del aumento regular a los combustibles), a las telecomunicaciones ((Internet, telefonía celular, telefonía fija, televisión por cable), a depósitos en efectivo, y los que se queden en el tintero. Y de aquello de “devolver dinero en efectivo a los más pobres”, ni sus luces. Por el contrario.
Felipe Calderón ofrecía al electorado: “mi política tiene un solo objetivo: crear empleos bien pagados, para que tú y tu familia vivan mejor, y para eso voy a hacer cuatro cosas. Primero, voy a reducir los impuestos para quienes trabajan, producen o generan empleos, y voy a simplificar su pago; segundo, voy a transparentar totalmente los impuestos que pagamos; tercero, voy a invertir mejor tu dinero, y cuarto, voy a garantizar la estabilidad económica para cuidar tu patrimonio”.
Cuatro años después se confirma, con hechos, no con propaganda, que sí hay un peligro para México: Felipe Calderón.
Las rebanadas del pastel
Y si de falta de memoria se trata, allí está Jesús Ortega, quien llama al Peje “a serenarse, a no lanzar acusaciones falsas y a argumentar con hechos y datos duros sobre las alianzas emprendidas” por la actual dirigencia perredista. Pues bien, va lo que cuatro años atrás decía el presidente de los Chuchos: “no hay negociación que valga sino a los intereses superiores del país, y precisamente por ello es que se confunden los que piensan que esto se resuelve con un café, un apretón de manos o unos cargos públicos. La defensa de la legalidad y de la democracia se hace con principios y carácter y de eso hay mucho en el movimiento que defiende el triunfo electoral de López Obrador” (El Universal, 7 de septiembre de 2006)… “consecuentes con una actitud de izquierda, hemos decidido resistir ante la injusta e ilegítima toma del poder por una oligarquía que compró un residente y un gobierno (…) somos consecuentes con la lucha democrática y estamos convencidos de que la peor manera de seguir, la que sí echa por la borda lo conseguido, la que sí lesiona a la izquierda mexicana, es la que apunta a dar la vuelta a la página, la de simular que no pasó nada grave y que se puede continuar como hasta ahora” (El Universal, 21 de septiembre de 2006).
cfvmexico_sa@hotmail.com • mexicosa@infinitum.com.mx • http://twitter.com/cafevega
Fuente
De plano no tiene remedio: el país se le desmorona en las manos; el suyo, entre tantas otras cosas, es el sexenio que reporta los mayores índices de inseguridad y asesinatos asociados a ella; el de peor comportamiento económico en casi cuatro décadas; el que observa ridícula generación de empleo; el de mayor fuga de capitales (51 mil millones de dólares, contra 40 mil de JLP); el que ha elevado la deuda pública en 10 puntos porcentuales en sólo cuatro años, para llevarla a 30 por ciento del PIB; el que en un bienio aumentó en 6 millones el número de mexicanos pobres (para vivir mejor”); el que prometió reducir los impuestos y en los hechos los ha elevado como nadie antes; el que, como Fox, ha sido acusado de delincuente electoral… pero es él quien asegura que “el peligro para México” es otro, que esta acusación es “cierta y válida” y que el político con apodo de pez “le hizo un daño terrible a México con su campaña de rencor y de odio antes y después de las elecciones”, según su imparcial evaluación de la realidad nacional.
¿Desvergüenza, delirium, falta de memoria, masoquismo o muestra fehaciente de que le urgen unas vacaciones en el Fray Bernardino? Tal vez todo junto, sin olvidar su enfermiza actitud de ser el presidente del partido de gobierno, y no cabeza del Estado mexicano. ¿Qué necesidad tenía de regresar a los tiempos de su sucia campaña electoral, cuando cuatro años después de aquella temporada el balance que arroja es deprimente, notorio su fracaso como inquilino de Los Pinos y elevadísimo el costo para el país? ¿Tan urgido está de desviar las miradas? ¿Peligro para México? Sí, pero Felipe Calderón, junto con su gabinetazo, y no es propaganda negra, como la del PAN y su candidato. Son hechos.
En tiempos de su campaña electoral Calderón, su partido político y el gran capital que lo financiaba, pregonaban: “si llega a presidente nos va a endeudar más y vendrá una crisis económica, devaluación, desempleo. Estos son los grandes planes de López Obrador, un peligro para México”… López Obrador juega con el futuro de México… sus grandes ideas sólo significan deuda y más deuda para todos… con López Obrador perdemos todos… hay formas de que México avance sin deudas… Felipe Calderón te dirá cómo”.
Según amenazaba, quien endeudaría al país sería López Obrador, pero resulta que en cuatro años, con Calderón en Los Pinos, la deuda pública se ha incrementado de 20.3 a 30.2 por ciento del producto interno bruto (casi 2 billones de pesos), y contando, lo que se traduce en que la deuda por mexicano pasó de 18 mil 912 pesos en diciembre de 2006, a 36 mil 234 pesos en junio de 2010, casi el doble en 43 meses (hasta junio de 2010), lo que es lo mismo un aumento cercano a 100 por ciento. ¿Quién iba a endeudar a quién? ¿Cómo está eso de “hay formas de que México avance sin deudas y Felipe Calderón te dirá cómo”?
Lo anterior, sin olvidar lo relativo a crisis económica, devaluación y desempleo: la primera, la más profunda en 80 años, con un desplome de 6.5 por ciento del PIB, por mucho que la desdeñó calificándola, junto con su secretario de Hacienda, de simple “catarrito”; la segunda, hasta de 50 por ciento en 2008, para estabilizarse en 30 por ciento desde 2009; el tercero, creciente, con cifras históricas (2.5 millones de desempleados en el país, sin considerar otros indicadores que elevan la tasa a 15 por ciento de la población económicamente activa).
En otro pasaje de su guerra propagandística, Calderón, su partido y los titiriteros acusaban: “López Obrador miente otra vez en su anuncio del IVA… afirma que la propuesta de Felipe Calderón habla del tema… Mentira… además, de manera fraudulenta manipuló un video para engañarte. Lo que realmente propuso Felipe Calderón fue esto: devolver dinero en efectivo a los más pobres, reducir el impuesto sobre la renta… López Obrador te quiere ver la cara”.
En efecto, les vio la cara a los electores, a esos “15 millones de mexicanos que así lo pensamos en 2006” (que el Peje era un “peligro para México”), pero el propio Felipe Calderón en sus cuatro años de estancia en Los Pinos, aumentó impuestos y creó nuevos gravámenes por doquier; la tasa del IVA creció de 15 a 16 por ciento; la del impuesto sobre la renta de 28 a 30 por ciento y mayores gravámenes a productos como cerveza, alcohol y tabaco; de la manga se sacó el IETU (que comenzó en 16 por ciento y ya va por 17.5 por ciento), el impuesto a la gasolina (independiente del aumento regular a los combustibles), a las telecomunicaciones ((Internet, telefonía celular, telefonía fija, televisión por cable), a depósitos en efectivo, y los que se queden en el tintero. Y de aquello de “devolver dinero en efectivo a los más pobres”, ni sus luces. Por el contrario.
Felipe Calderón ofrecía al electorado: “mi política tiene un solo objetivo: crear empleos bien pagados, para que tú y tu familia vivan mejor, y para eso voy a hacer cuatro cosas. Primero, voy a reducir los impuestos para quienes trabajan, producen o generan empleos, y voy a simplificar su pago; segundo, voy a transparentar totalmente los impuestos que pagamos; tercero, voy a invertir mejor tu dinero, y cuarto, voy a garantizar la estabilidad económica para cuidar tu patrimonio”.
Cuatro años después se confirma, con hechos, no con propaganda, que sí hay un peligro para México: Felipe Calderón.
Las rebanadas del pastel
Y si de falta de memoria se trata, allí está Jesús Ortega, quien llama al Peje “a serenarse, a no lanzar acusaciones falsas y a argumentar con hechos y datos duros sobre las alianzas emprendidas” por la actual dirigencia perredista. Pues bien, va lo que cuatro años atrás decía el presidente de los Chuchos: “no hay negociación que valga sino a los intereses superiores del país, y precisamente por ello es que se confunden los que piensan que esto se resuelve con un café, un apretón de manos o unos cargos públicos. La defensa de la legalidad y de la democracia se hace con principios y carácter y de eso hay mucho en el movimiento que defiende el triunfo electoral de López Obrador” (El Universal, 7 de septiembre de 2006)… “consecuentes con una actitud de izquierda, hemos decidido resistir ante la injusta e ilegítima toma del poder por una oligarquía que compró un residente y un gobierno (…) somos consecuentes con la lucha democrática y estamos convencidos de que la peor manera de seguir, la que sí echa por la borda lo conseguido, la que sí lesiona a la izquierda mexicana, es la que apunta a dar la vuelta a la página, la de simular que no pasó nada grave y que se puede continuar como hasta ahora” (El Universal, 21 de septiembre de 2006).
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