Nuevos Empleos
miércoles 6 de octubre de 2010
Eduardo Ibarra Aguirre
Los secretarios del Trabajo y de Hacienda, además del titular del Instituto Mexicano del Seguro Social le enmendaron la plana a su jefe y amigo: “Nuevos empleos 721,483. Creados hasta septiembre de 2010”, anunciaron en dos pantallas que sirvieron de fondo de la conferencia de prensa dominical, con sólo cuatro preguntas para que el triunfalismo perdure.
El jefe y amigo Felipe de Jesús Calderón Hinojosa reportó entusiasmado el 28 de septiembre, que del 1 de enero al 15 de septiembre se crearon 677 mil nuevos puestos de trabajo y para el 15 de octubre sumarán 700 mil, “quizá la tercera cifra más alta de empleo que se haya registrado en México para un año”. Se quedó corto y ello ameritó la comparecencia, en día de descanso, de Javier Lozano Alarcón, Ernesto Cordero Arroyo y Daniel Karam Toumeh para informar que se lograron los niveles de empleo de octubre de 2008, pero sin que les importe mucho que sólo 60 de cada 100 son permanentes y que la mayor parte son de ingresos inferiores a los empleos perdidos con la crisis financiera internacional, agudizada en México por la incompetencia mezclada con indolencia de Agustín Carstens Carstens, premiado con la gubernatura del Banco de México.
Tampoco informaron, como lo hizo el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, que en el “sexenio de la infraestructura”, la industria de la construcción, clave en la economía en términos de empleo e impulso a otras ramas, acumula 24 meses de caída del personal contratado.
Es desde la Confederación Patronal de la República Mexicana -aliada que hizo posible al gobierno de Calderón Hinojosa tras imponer el “Haiga sido como haiga sido” para despojar al demonizado entonces como Un peligro para México-, que exige le baje a los decibles de la fiesta. Los empleos creados “son niveles importantes pero no para las necesidades del país”, que tiene un rezago de 2.5 millones de puestos de trabajo.
Ya se podrá imagina usted el festejo, muy superior al derroche y la frivolidad del bicentenario de la independencia, que organizaría el grupo gobernante si los 15 millones de empleos creados en Brasil durante los ocho años de gobierno de Luis Inacio Lula da Silva fuera el balance de una década de gobiernos panistas. Para no mencionar a los 27 millones de brasileños que superaron la pobreza extrema y los 36 millones de pobres que elevó a las capas medias. Camino y rumbo propios fueron la clave.
Lozano Alarcón -golpeador profesional de sindicatos, como los mineros y los electricistas que no se someten a las políticas oficiales-, tiene la receta para que en 2012 México logre la meta de crear 800 mil empleos. Crecimiento sostenido de la economía de 5 por ciento y “se concreten las reformas estructurales que están en proceso en el Congreso”. Profundizar, pues, en el mismo modelo que generó un crecimiento mediocre en 28 años.
La andanada de críticas que por el pobre desempeño de la economía recibió Bruno Ferrari García de Alba por parte de los diputados que integran la comisión homónima, lo obligó a pedir a sus compañeros de gabinete no echar “las campana al vuelo” y asegurar que “somos los primeros en reconocer que recuperar los empleos perdidos no significa generar los empleos necesarios”.
El licenciado en derecho canónico, especialista en matrimonios desintegrados y que cobra como secretario de Economía desde hace menos de tres meses, se reveló como experto para “manipular comparativos” entre la crisis de 1994 y la reciente que no se acaba de superar, por los menos en costos sociales, pero no se embriagó de optimismo con los 721 mil 483 nuevos empleos para agradar a Calderón, o bien los legisladores no se lo permitieron con el bautizo de fuego que recibió.
Fuente
Eduardo Ibarra Aguirre
Los secretarios del Trabajo y de Hacienda, además del titular del Instituto Mexicano del Seguro Social le enmendaron la plana a su jefe y amigo: “Nuevos empleos 721,483. Creados hasta septiembre de 2010”, anunciaron en dos pantallas que sirvieron de fondo de la conferencia de prensa dominical, con sólo cuatro preguntas para que el triunfalismo perdure.
El jefe y amigo Felipe de Jesús Calderón Hinojosa reportó entusiasmado el 28 de septiembre, que del 1 de enero al 15 de septiembre se crearon 677 mil nuevos puestos de trabajo y para el 15 de octubre sumarán 700 mil, “quizá la tercera cifra más alta de empleo que se haya registrado en México para un año”. Se quedó corto y ello ameritó la comparecencia, en día de descanso, de Javier Lozano Alarcón, Ernesto Cordero Arroyo y Daniel Karam Toumeh para informar que se lograron los niveles de empleo de octubre de 2008, pero sin que les importe mucho que sólo 60 de cada 100 son permanentes y que la mayor parte son de ingresos inferiores a los empleos perdidos con la crisis financiera internacional, agudizada en México por la incompetencia mezclada con indolencia de Agustín Carstens Carstens, premiado con la gubernatura del Banco de México.
Tampoco informaron, como lo hizo el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, que en el “sexenio de la infraestructura”, la industria de la construcción, clave en la economía en términos de empleo e impulso a otras ramas, acumula 24 meses de caída del personal contratado.
Es desde la Confederación Patronal de la República Mexicana -aliada que hizo posible al gobierno de Calderón Hinojosa tras imponer el “Haiga sido como haiga sido” para despojar al demonizado entonces como Un peligro para México-, que exige le baje a los decibles de la fiesta. Los empleos creados “son niveles importantes pero no para las necesidades del país”, que tiene un rezago de 2.5 millones de puestos de trabajo.
Ya se podrá imagina usted el festejo, muy superior al derroche y la frivolidad del bicentenario de la independencia, que organizaría el grupo gobernante si los 15 millones de empleos creados en Brasil durante los ocho años de gobierno de Luis Inacio Lula da Silva fuera el balance de una década de gobiernos panistas. Para no mencionar a los 27 millones de brasileños que superaron la pobreza extrema y los 36 millones de pobres que elevó a las capas medias. Camino y rumbo propios fueron la clave.
Lozano Alarcón -golpeador profesional de sindicatos, como los mineros y los electricistas que no se someten a las políticas oficiales-, tiene la receta para que en 2012 México logre la meta de crear 800 mil empleos. Crecimiento sostenido de la economía de 5 por ciento y “se concreten las reformas estructurales que están en proceso en el Congreso”. Profundizar, pues, en el mismo modelo que generó un crecimiento mediocre en 28 años.
La andanada de críticas que por el pobre desempeño de la economía recibió Bruno Ferrari García de Alba por parte de los diputados que integran la comisión homónima, lo obligó a pedir a sus compañeros de gabinete no echar “las campana al vuelo” y asegurar que “somos los primeros en reconocer que recuperar los empleos perdidos no significa generar los empleos necesarios”.
El licenciado en derecho canónico, especialista en matrimonios desintegrados y que cobra como secretario de Economía desde hace menos de tres meses, se reveló como experto para “manipular comparativos” entre la crisis de 1994 y la reciente que no se acaba de superar, por los menos en costos sociales, pero no se embriagó de optimismo con los 721 mil 483 nuevos empleos para agradar a Calderón, o bien los legisladores no se lo permitieron con el bautizo de fuego que recibió.
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