Pide la caravana al gobierno que “ya no sea el gendarme de EU”
Ciro Pérez Silva y José Antonio Román
Periódico La Jornada
Martes 2 de agosto de 2011, p. 33
La caravana Paso a Paso por la Paz insistió al gobierno de México a que ya no sea el gendarme de Estados Unidos, “que deje de ser agachón hacia arriba y ojete con nuestros hermanos centroamericanos”, advirtió en entrevista el sacerdote Alejandro Solalinde antes de abandonar la antigua sede del Senado de la República, adonde llegaron migrantes de aquella región que buscan a sus familiares desaparecidos en México durante su trayecto hacia el vecino país.
Durante la reunión –encabezada por los senadores Rosario Ibarra de Piedra, del PT, y Yeidckol Polevnsky y Carlos Sotelo, del PRD–, Solalinde exigió la desaparición del Instituto Nacional de Migración (INM) y el mejoramiento de la recientemente aprobada ley migratoria, para hacer efectiva la protección de quienes se ven obligados a cruzar de sur a norte el territorio nacional en busca de mejores condiciones de vida.
“Nuestros hijos no quieren quedarse en México, sólo piden que los dejen pasar hacia el norte”, reclamaron los visitantes de Centroamérica, que buscan “hacer visibles para el Estado a quienes hasta ahora siguen siendo invisibles”.
Solalinde dijo que a estas alturas, “la única esperanza que tenemos es que las autoridades de la Procuraduría General de la República actúen”, y reconoció que su titular, Marisela Morales, ha actuado, pero no con la velocidad que la situación demanda.
A su vez, el poeta Javier Sicilia –quien abandonó la reunión en compañía de Solalinde antes de que finalizara para atender otros compromisos– condenó que la ley reglamentaria a la reforma migratoria esté sujeta a una decisión burocrática, en este caso del Presidente de la República. “A la chingada los trámites burocráticos cuando se colocan por encima del interés de los seres humanos. Hay que devolver su dignidad a los hermanos centroamericanos.”
Ellos, que como sus familiares atravesaron la “tenebrosa ruta del Pacífico”, desde el patio central del edificio de Xicoténcatl demandaron al gobierno federal la eliminación de la visa para los centroamericanos, “no sólo como un acto de correspondencia entre naciones, sino como una forma de frenar las desapariciones, violaciones y asaltos que las autoridades de los estados, federales y del INM, en colusión con las bandas criminales, llevan a cabo con absoluta impunidad”.
Pidieron también a los senadores establecer un mecanismo regional para buscar a los migrantes desaparecidos e identificar los restos de quienes son asesinados en el intento por llegar a Estados Unidos, además de retirar los promocionales en los que se afirma que los migrantes centroamericanos pueden transitar libremente por territorio nacional durante 180 días sin necesidad de visa. “Ésa es una mentira”, reclamaron; “eso sólo sucede cuando contamos con visa del país de destino.”
Polevnsky respondió que “el responsable de que no se cumpla con la libertad de tránsito sin visa durante 180 días, como marca la ley, es el que cobra en Los Pinos. Es él quien ha sido omiso en la propuesta de la ley reglamentaria para que la reforma surta efecto”.
Uno a uno, migrantes de Honduras, El Salvador y Guatemala condenaron la pasividad de sus representaciones consulares cuando les han requerido información sobre familiares desaparecidos, y la discriminación del gobierno mexicano hacia las autoridades centroamericanas.
“México, que se promociona defensor de los derechos humanos, discrimina a Centroamérica y a sus autoridades cuando se le pide información y apoyo para encontrar a quienes sólo piden cruzar este país, que se ha convertido ya en un pabellón de la muerte.”
Durante su arribo a la ciudad de México, la caravana Paso a Paso por la Paz, encabezada por el sacerdote Alejandro Solalinde, fue recibida en el atrio de la Catedral Metropolitana por el rector de ese recinto religioso, Manuel Arellano Rangel.
Desde la capilla del Cristo Negro, el religioso dio la bienvenida y señaló que la Iglesia católica acompaña a los migrantes en su recorrido, además de que condenó las constantes violaciones a los derechos humanos que sufre este sector de la población, extraordinariamente vulnerable.
Provenientes de su más reciente parada en Puebla, y luego de 12 días de recorrido por territorio nacional, incluidas entidades por donde transitan los migrantes, los autobuses en los que viajaban unas 500 personas que integran la caravana llegaron al Zócalo capitalino poco antes de las 10 horas, donde ya los esperaba el rector y deán de la catedral.
En un breve encuentro, el sacerdote Arellano dio la bienvenida con unas palabras de aliento y de compromiso de la Iglesia con el respeto a los derechos humanos. El padre Solalinde agradeció el recibimiento y, en entrevista posterior, señaló la aceptación que entre la sociedad tuvo la caravana en su paso por el país.
Paso a Paso por la Paz es promovida por familiares de inmigrantes desaparecidos de países centroamericanos, como El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua; en su trayecto fueron acompañados por representantes de organizaciones de derechos humanos, y respaldados por decenas de varias naciones.
Entrevistados en el atrio, varios de los manifestantes denunciaron un aumento en la inseguridad, especialmente en las rutas que utilizan los migrantes en su camino hacia Estados Unidos. Asimismo, señalaron que son objeto de abuso del crimen organizado y de traficantes de personas.
Por la noche, el presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), Raúl Plascencia Villanueva, recibió a los migrantes, quienes le informaron que durante su trayecto fueron localizados varios de sus compatriotas que estaban en calidad de desaparecidos; sin embargo, el ombudsman nacional acotó que “nos faltan muchos más; debemos luchar para localizarlos y que no queden en el cajón de la injusticia”.
Fuente
Periódico La Jornada
Martes 2 de agosto de 2011, p. 33
La caravana Paso a Paso por la Paz insistió al gobierno de México a que ya no sea el gendarme de Estados Unidos, “que deje de ser agachón hacia arriba y ojete con nuestros hermanos centroamericanos”, advirtió en entrevista el sacerdote Alejandro Solalinde antes de abandonar la antigua sede del Senado de la República, adonde llegaron migrantes de aquella región que buscan a sus familiares desaparecidos en México durante su trayecto hacia el vecino país.
Durante la reunión –encabezada por los senadores Rosario Ibarra de Piedra, del PT, y Yeidckol Polevnsky y Carlos Sotelo, del PRD–, Solalinde exigió la desaparición del Instituto Nacional de Migración (INM) y el mejoramiento de la recientemente aprobada ley migratoria, para hacer efectiva la protección de quienes se ven obligados a cruzar de sur a norte el territorio nacional en busca de mejores condiciones de vida.
“Nuestros hijos no quieren quedarse en México, sólo piden que los dejen pasar hacia el norte”, reclamaron los visitantes de Centroamérica, que buscan “hacer visibles para el Estado a quienes hasta ahora siguen siendo invisibles”.
Solalinde dijo que a estas alturas, “la única esperanza que tenemos es que las autoridades de la Procuraduría General de la República actúen”, y reconoció que su titular, Marisela Morales, ha actuado, pero no con la velocidad que la situación demanda.
A su vez, el poeta Javier Sicilia –quien abandonó la reunión en compañía de Solalinde antes de que finalizara para atender otros compromisos– condenó que la ley reglamentaria a la reforma migratoria esté sujeta a una decisión burocrática, en este caso del Presidente de la República. “A la chingada los trámites burocráticos cuando se colocan por encima del interés de los seres humanos. Hay que devolver su dignidad a los hermanos centroamericanos.”
Ellos, que como sus familiares atravesaron la “tenebrosa ruta del Pacífico”, desde el patio central del edificio de Xicoténcatl demandaron al gobierno federal la eliminación de la visa para los centroamericanos, “no sólo como un acto de correspondencia entre naciones, sino como una forma de frenar las desapariciones, violaciones y asaltos que las autoridades de los estados, federales y del INM, en colusión con las bandas criminales, llevan a cabo con absoluta impunidad”.
Pidieron también a los senadores establecer un mecanismo regional para buscar a los migrantes desaparecidos e identificar los restos de quienes son asesinados en el intento por llegar a Estados Unidos, además de retirar los promocionales en los que se afirma que los migrantes centroamericanos pueden transitar libremente por territorio nacional durante 180 días sin necesidad de visa. “Ésa es una mentira”, reclamaron; “eso sólo sucede cuando contamos con visa del país de destino.”
Polevnsky respondió que “el responsable de que no se cumpla con la libertad de tránsito sin visa durante 180 días, como marca la ley, es el que cobra en Los Pinos. Es él quien ha sido omiso en la propuesta de la ley reglamentaria para que la reforma surta efecto”.
Uno a uno, migrantes de Honduras, El Salvador y Guatemala condenaron la pasividad de sus representaciones consulares cuando les han requerido información sobre familiares desaparecidos, y la discriminación del gobierno mexicano hacia las autoridades centroamericanas.
“México, que se promociona defensor de los derechos humanos, discrimina a Centroamérica y a sus autoridades cuando se le pide información y apoyo para encontrar a quienes sólo piden cruzar este país, que se ha convertido ya en un pabellón de la muerte.”
Durante su arribo a la ciudad de México, la caravana Paso a Paso por la Paz, encabezada por el sacerdote Alejandro Solalinde, fue recibida en el atrio de la Catedral Metropolitana por el rector de ese recinto religioso, Manuel Arellano Rangel.
Desde la capilla del Cristo Negro, el religioso dio la bienvenida y señaló que la Iglesia católica acompaña a los migrantes en su recorrido, además de que condenó las constantes violaciones a los derechos humanos que sufre este sector de la población, extraordinariamente vulnerable.
Provenientes de su más reciente parada en Puebla, y luego de 12 días de recorrido por territorio nacional, incluidas entidades por donde transitan los migrantes, los autobuses en los que viajaban unas 500 personas que integran la caravana llegaron al Zócalo capitalino poco antes de las 10 horas, donde ya los esperaba el rector y deán de la catedral.
En un breve encuentro, el sacerdote Arellano dio la bienvenida con unas palabras de aliento y de compromiso de la Iglesia con el respeto a los derechos humanos. El padre Solalinde agradeció el recibimiento y, en entrevista posterior, señaló la aceptación que entre la sociedad tuvo la caravana en su paso por el país.
Paso a Paso por la Paz es promovida por familiares de inmigrantes desaparecidos de países centroamericanos, como El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua; en su trayecto fueron acompañados por representantes de organizaciones de derechos humanos, y respaldados por decenas de varias naciones.
Entrevistados en el atrio, varios de los manifestantes denunciaron un aumento en la inseguridad, especialmente en las rutas que utilizan los migrantes en su camino hacia Estados Unidos. Asimismo, señalaron que son objeto de abuso del crimen organizado y de traficantes de personas.
Por la noche, el presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), Raúl Plascencia Villanueva, recibió a los migrantes, quienes le informaron que durante su trayecto fueron localizados varios de sus compatriotas que estaban en calidad de desaparecidos; sin embargo, el ombudsman nacional acotó que “nos faltan muchos más; debemos luchar para localizarlos y que no queden en el cajón de la injusticia”.
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