Con quejas de haber sido traicionado, Berlusconi se rinde y anuncia su dimisión
Michael Day
The Independent
Periódico La Jornada
Miércoles 9 de noviembre de 2011, p. 32
Milán, 8 de noviembre. Silvio Berlusconi, el primer ministro italiano, se rindió ante lo inevitable la noche de este martes, y anunció su dimisión, haciendo caer el telón sobre una tumultuosa carrera política de dos décadas en la que ocupó ese alto cargo tres veces.
Su más reciente y dañina humillación en el Parlamento, y los llamados de un importante aliado político a que dimitiera, resultaron demasiado hasta para el magnate mediático de 75 años de edad, quien fue sacado dos veces del poder por los electores, pero nunca se hizo a un lado por voluntad propia.
Esta tarde, al salir a toda prisa del Parlamento, un furioso Berlusconi se quejó de traición y parecía renuente a dejar el poder. Ocho parlamentarios que se negaron a respaldarlo en una votación fueron tildados de "traidores" en una nota garrapateada que fue captada por las cámaras.
El partido de Berlusconi, Polo de la Libertad, recibió 308 votos a favor de los 630 de la cámara. Consiguió la aprobación de cuentas, pero perdió su mayoría absoluta, que se consigue con 316 votos. Otros 321 diputados se abstuvieron, entre ellos los de la oposición de centroizquierda, y más aún algunos miembros de la coalición centroderechista de Il Cavalieri.
En el curso de las tres horas siguientes los mercados financieros, los líderes empresariales italianos y funcionarios de la Unión Europea que esperaban noticias de su futuro se enteraron de que sí renunciaría.
El jefe de Estado, el presidente Giorgio Napolitano, anunció la salida de Berlusconi una vez que adopte reformas económicas esenciales exigidas por la Unión Europea. "Una vez que ese encargo se haya cumplido, el primer ministro presentará su renuncia", señaló el comunicado de la oficina del presidente, emitido después de una reunión de 45 minutos entre ambos. No se fijó un tiempo específico.
El boletín añadió que Berlusconi había mostrado "estar consciente de las implicaciones de los resultados de la votación de hoy", así como "preocupado por la urgente necesidad de dar pronta respuesta a las expectativas de los socios europeos".
En una declaración, una hora después, Berlusconi confirmó su partida: "Parece que el gobierno ya no tiene clara mayoría. Por tanto, tenemos que tomar en cuenta lo que ocurre en Italia y en los mercados". Señaló que toca al presidente Napolitano decidir si quiere formar un gobierno provisional luego que se hayan aprobado las reformas, pero que en lo personal él sólo veía "la posibilidad de nuevas elecciones".
La noticia parecía inevitable, una vez que se volvió claro que Berlusconi no tenía esperanzas de llevar a cabo las vitales medidas económicas que exigen Europa y los mercados, luego de una votación sobre el manejo financiero del país en la que le faltaron ocho votos para lograr la mayoría absoluta de 316, del total de 630. Incluso algunos miembros de la coalición de Il Cavaliere se abstuvieron.
La oposición se abstuvo deliberadamente, para asegurar la aprobación del presupuesto y al mismo tiempo exponer la incapacidad de Berlusconi de lograr la mayoría. Dirigentes empresariales y figuras de la oposición habían advertido que, al postergar su partida, el primer ministro empeoraba la de por sí crítica situación financiera.
Poco después de la votación, el líder del Partido Demócrata, Pier Luigi Bersani, llamó a Berlusconi a dimitir, señalando que Italia corría un verdadero riesgo de perder acceso a los mercados financieros, luego que los rendimientos de los bonos gubernamentales se acercaban a la línea roja de 7 por ciento. Los rendimientos superiores a 7 por ciento se consideran insostenibles y fueron el factor que obligó a Grecia, Portugal e Irlanda a aceptar rescates financieros.
En un comentario sobre los crecientes costos de los préstamos para Italia, Emma Marcegaglia, jefa de la asociación empresarial Cofindustria, expresó: "No podemos seguir con esas sobretasas". Si Berlusconi hubiera retrasado un día o más su renuncia, la oposición probablemente hubiera convocado a un voto de desconfianza, y si Berlusconi lo hubiera perdido, habría tenido que irse de todos modos.
Por la mañana, Umberto Bosi, presidente de la Liga del Norte y aliado esencial de la coalición de Berlusconi, había subrayado lo insostenible de la posición del primer ministro al sumar su voz al coro de llamados a la renuncia.
Pero, mientras los rumores revoloteaban sobre Roma, el comisionado de asuntos económicos de la UE, Olli Rehn, dio cuenta del nivel de preocupación internacional por la incertidumbre política en Italia, que se encuentra en el ojo de la tormenta en la crisis de la eurozona. "La situación económica y financiera de Italia es muy preocupante", declaró en conferencia de prensa después de una reunión de ministros de finanzas de la Unión.
Las débiles perspectivas de crecimiento de Italia y una montaña de deudas por 1.9 billones de euros (2.6 billones de dólares) la han dejado abierta a los ataques del mercado, y los inversionistas temen que sea la próxima víctima de la crisis de deuda europea.
La renuencia de Berlusconi a dimitir se debía al orgullo, pero no sólo a eso. Observadores hicieron notar que una de las reuniones más prolongadas que tuvo en las 48 horas anteriores al anuncio fue con su hijos mayores, Marina y Piersilvio, lugartenientes primordiales de su compañía de televisión Mediaset. "Es un buen ejemplo de las prioridades de Berlusconi. El euro está en riesgo por la inacción italiana, pero el primer ministro de Italia cuida sus intereses familiares", observó James Watson, profesor de política en la Universidad Americana, en Roma.
© The Independent
Traducción: Jorge Anaya
Fuente
The Independent
Periódico La Jornada
Miércoles 9 de noviembre de 2011, p. 32
Milán, 8 de noviembre. Silvio Berlusconi, el primer ministro italiano, se rindió ante lo inevitable la noche de este martes, y anunció su dimisión, haciendo caer el telón sobre una tumultuosa carrera política de dos décadas en la que ocupó ese alto cargo tres veces.
Su más reciente y dañina humillación en el Parlamento, y los llamados de un importante aliado político a que dimitiera, resultaron demasiado hasta para el magnate mediático de 75 años de edad, quien fue sacado dos veces del poder por los electores, pero nunca se hizo a un lado por voluntad propia.
Esta tarde, al salir a toda prisa del Parlamento, un furioso Berlusconi se quejó de traición y parecía renuente a dejar el poder. Ocho parlamentarios que se negaron a respaldarlo en una votación fueron tildados de "traidores" en una nota garrapateada que fue captada por las cámaras.
El partido de Berlusconi, Polo de la Libertad, recibió 308 votos a favor de los 630 de la cámara. Consiguió la aprobación de cuentas, pero perdió su mayoría absoluta, que se consigue con 316 votos. Otros 321 diputados se abstuvieron, entre ellos los de la oposición de centroizquierda, y más aún algunos miembros de la coalición centroderechista de Il Cavalieri.
En el curso de las tres horas siguientes los mercados financieros, los líderes empresariales italianos y funcionarios de la Unión Europea que esperaban noticias de su futuro se enteraron de que sí renunciaría.
El jefe de Estado, el presidente Giorgio Napolitano, anunció la salida de Berlusconi una vez que adopte reformas económicas esenciales exigidas por la Unión Europea. "Una vez que ese encargo se haya cumplido, el primer ministro presentará su renuncia", señaló el comunicado de la oficina del presidente, emitido después de una reunión de 45 minutos entre ambos. No se fijó un tiempo específico.
El boletín añadió que Berlusconi había mostrado "estar consciente de las implicaciones de los resultados de la votación de hoy", así como "preocupado por la urgente necesidad de dar pronta respuesta a las expectativas de los socios europeos".
En una declaración, una hora después, Berlusconi confirmó su partida: "Parece que el gobierno ya no tiene clara mayoría. Por tanto, tenemos que tomar en cuenta lo que ocurre en Italia y en los mercados". Señaló que toca al presidente Napolitano decidir si quiere formar un gobierno provisional luego que se hayan aprobado las reformas, pero que en lo personal él sólo veía "la posibilidad de nuevas elecciones".
La noticia parecía inevitable, una vez que se volvió claro que Berlusconi no tenía esperanzas de llevar a cabo las vitales medidas económicas que exigen Europa y los mercados, luego de una votación sobre el manejo financiero del país en la que le faltaron ocho votos para lograr la mayoría absoluta de 316, del total de 630. Incluso algunos miembros de la coalición de Il Cavaliere se abstuvieron.
La oposición se abstuvo deliberadamente, para asegurar la aprobación del presupuesto y al mismo tiempo exponer la incapacidad de Berlusconi de lograr la mayoría. Dirigentes empresariales y figuras de la oposición habían advertido que, al postergar su partida, el primer ministro empeoraba la de por sí crítica situación financiera.
Poco después de la votación, el líder del Partido Demócrata, Pier Luigi Bersani, llamó a Berlusconi a dimitir, señalando que Italia corría un verdadero riesgo de perder acceso a los mercados financieros, luego que los rendimientos de los bonos gubernamentales se acercaban a la línea roja de 7 por ciento. Los rendimientos superiores a 7 por ciento se consideran insostenibles y fueron el factor que obligó a Grecia, Portugal e Irlanda a aceptar rescates financieros.
En un comentario sobre los crecientes costos de los préstamos para Italia, Emma Marcegaglia, jefa de la asociación empresarial Cofindustria, expresó: "No podemos seguir con esas sobretasas". Si Berlusconi hubiera retrasado un día o más su renuncia, la oposición probablemente hubiera convocado a un voto de desconfianza, y si Berlusconi lo hubiera perdido, habría tenido que irse de todos modos.
Por la mañana, Umberto Bosi, presidente de la Liga del Norte y aliado esencial de la coalición de Berlusconi, había subrayado lo insostenible de la posición del primer ministro al sumar su voz al coro de llamados a la renuncia.
Pero, mientras los rumores revoloteaban sobre Roma, el comisionado de asuntos económicos de la UE, Olli Rehn, dio cuenta del nivel de preocupación internacional por la incertidumbre política en Italia, que se encuentra en el ojo de la tormenta en la crisis de la eurozona. "La situación económica y financiera de Italia es muy preocupante", declaró en conferencia de prensa después de una reunión de ministros de finanzas de la Unión.
Las débiles perspectivas de crecimiento de Italia y una montaña de deudas por 1.9 billones de euros (2.6 billones de dólares) la han dejado abierta a los ataques del mercado, y los inversionistas temen que sea la próxima víctima de la crisis de deuda europea.
La renuencia de Berlusconi a dimitir se debía al orgullo, pero no sólo a eso. Observadores hicieron notar que una de las reuniones más prolongadas que tuvo en las 48 horas anteriores al anuncio fue con su hijos mayores, Marina y Piersilvio, lugartenientes primordiales de su compañía de televisión Mediaset. "Es un buen ejemplo de las prioridades de Berlusconi. El euro está en riesgo por la inacción italiana, pero el primer ministro de Italia cuida sus intereses familiares", observó James Watson, profesor de política en la Universidad Americana, en Roma.
© The Independent
Traducción: Jorge Anaya
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