Entre crisis y protestas, presiones externas se imponen a la democracia en Grecia

De la Redacción

Periódico La Jornada
Viernes 11 de noviembre de 2011, p. 31

La larga crónica de la crisis económica griega entró este jueves en una nueva etapa con el desplazamiento de Giorgios Papandreou en la jefatura de gobierno y el nombramiento del tecnócrata Lucas Papademos al frente de la administración pública en un país que registró 15 años de contínuo crecimiento, pero en 2009 cayó en una crisis económica que ha propiciado las mayores protestas sociales en décadas.

Las primeras protestas en el país mediterráneo ocurrieron en diciembre de 2008 propiciadas por el excesivo uso de fuerza de la policía en barrios populares de Atenas, donde un joven murió a manos de un oficial un par de semanas antes de la Navidad.

En esos días, las manifestaciones contra los uniformados fueron interpretadas por analistas locales y europeos como el primer signo de inconformidad social por la alta tasa de desempleo entre los jóvenes, que resintieron los efectos de la crisis financiera estadunidense de 2008, antes que el resto de la población griega.

Otro de los productos de aquella ola de reclamos fue el cambio de gobierno en Grecia. En noviembre de 2009 llegó al poder el socialista Giorgios Papandreou, quien se encontró con un alto déficit en las finanzas públicas, que rápidamente provocaró un desplome de la popularidad del gobernante.

Un acuerdo del nuevo gobierno con los acreedores griegos, hecho en colaboración con la Unión Europea en mayo de 2010, llevó a Papandreou a impulsar recortes en el gasto público, reducciones en los salarios de los empleados públicos –una cuarta parte de la población económicamente activa– y aumentos en los impuestos.

La política económica recesiva no fue suficiente para satisfacer las demandas de inversionistas, que pidieron elevar más las tasas de interés a los créditos griegos, anticipando la posibilidad de que Atenas declarara la moratoria de pagos y mantuviera en ascenso su déficit presupuestal.

Esa misma expectativa sobre el deterioro de las finanzas pública de Grecia se mantuvo inclusive este jueves, cuando la Comisión Europea dio a conocer su pronóstico de otoño en el que señaló que la deuda de Grecia casi se duplicará en 2012 y será equivalente a 198 por ciento del producto interno bruto, cuando al cierre de 2010 rondaba 120 por ciento. Organismos internacionales estimaron en 318 mil millones de dólares el PIB griego en 2010, con un significativo aporte del turismo de 15 por ciento.

La imposición de las medidas de austeridad sirvieron de combustible a nuevas protestas sociales en las que participaron decenas de miles de personas en las calles de Atenas y otras localidades, principalmente en mayo de 2010.

Los griegos no habían vivido protestas de esa magnitud desde 1973, año en que la dictadura militar tuvo que aceptar un referendo que dio paso al régimen republicano y democrático.

El 25 de mayo los opositores a la nueva política económica organizaron el movimiento ¡Democracia directa ahora!, también conocido como los indignados de Grecia, estableciendo una conexión directa con las causas del movimiento español creado el 15 de mayo.

La situación se tensó más cuando el primer ministro, presionado por los reclamos en casa, anunció el 31 de octubre que los acuerdos con la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional serían llevados a una consulta popular sobre las condiciones impuestas a Grecia. Las pláticas en torno a este tema se desarrollaron los días 26 y 27 de octubre en Bruselas, sede de la Comisión Europea, el órgano ejecutivo de la comunidad.

Papandreou tuvo que recular al día siguiente en que anunció el referendo, debido a que los índices bursátiles en muchos países del mundo se vinieron abajo, previendo la posibilidad de que los ciudadanos griegos rechazaran las medidas recesivas. El primer ministro ofreció además su renuncia a cambio de un acuerdo de unidad nacional, formulado por los partidos políticos representados en el Parlamento.

El acuerdo financiero, según lo señalado por los negociadores, debe permitir a Grecia aliviar su deuda pública en unos 100 mil millones de euros mediante la anulación de débitos por parte de bancos y entidades privadas (fondos) de inversión, que deberán aceptar la pérdida de 50 por ciento de su colocación inicial.

Durante las negociaciones, las movilizaciones populares no cesaron. En octubre, cuando el Parlamento aprobó las medidas de austeridad, estallaron nuevamente los choques entre los manifestantes y la policía que custodiaba el edificio legislativo, un antiguo edificio de la extinta monarquía griega.

Los griegos en las calles y en los medios de información dirigieron especialmente su rechazo a la intervención de Alemania y Francia, que en las últimas semanas han tomado el caso en sus manos en privado, antes de acudir a reuniones con el resto de los socios europeos.

Papademos, un economista formado en su país y con posgrados en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, llega a la jefatura del gobierno para encargarse de la crisis en su calidad de experto.

"Tenemos a los mercados financieros no sólo dictando políticas, sino también nombrando a primeros ministros", dijo Costas Laptavitsas, economista de la Universidad de Londres, en declaraciones a la televisora BBC. “La democracia en Europa –concluyó– ha quedado en una situación muy triste”.

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