Calderón y Obama buscarán mantener el apoyo a su “cooperación sin precedente”
David Brooks y Claudia Herrera
Corresponsal y enviada
Periódico La Jornada
Miércoles 19 de mayo de 2010, p. 14
Washington, 18 de mayo. Los dos gobiernos han emitido alertas a sus ciudadanos para no viajar a regiones del otro. Hay más armas estadunidenses en México cada día. Se advierte que los capos mexicanos tienen presencia en más de 200 ciudades estadunidenses. Gobernadores de este país solicitan el envío de tropas a la frontera, denuncian las violaciones de los derechos humanos y laborales en México, y éste cuestiona medidas antinmigrantes como la ley SB 1070, en tanto se sigue construyendo uno de los muros (físico y virtual) más grandes del mundo. Pese a todo ello, los presidentes Felipe Calderón y Barack Obama celebrarán hoy la “cooperación sin precedente” en esta relación de “amigos” y “socios”.
Obama será el anfitrión de Calderón este miércoles en la segunda visita de Estado de esta presidencia –la cuarta reunión entre ambos mandatarios–, la cual culminará con una cena de Estado donde casi toda la atención estará en si la Casa Blanca logrará evitar que se filtren los no invitados (como sucedió en la primera cena de este tipo). Los dos se reunirán en privado en el transcurso de la mañana en un día que incluirá un almuerzo en el Departamento de Estado con la secretaria Hillary Clinton. El jueves, el mexicano ofrecerá un discurso ante una sesión conjunta del Congreso.
Aunque ya está preparada una serie de “anuncios concretos” en diversos rubros, gran parte de la atención se prestará a la nueva ley en Arizona y las perspectiva de una reforma migratoria integral, y sobre el narcotráfico y la violencia en México.
“No hay relación más importante para Estados Unidos que la de nuestro vecino… y tal vez no exista una relación más compleja en el mundo”, afirmó hoy un alto funcionario del gobierno de Obama en comentarios a los medios, bajo condición de anonimato.
“Valores compartidos”
Al reiterar que la relación está basada en “valores compartidos y respeto y responsabilidad mutuos”, indicó que los dos mandatarios abordarán una amplia gama de temas, entre ellos competitividad económica, energía limpia, seguridad ciudadana (léase Iniciativa Mérida) y cooperación en asuntos hemisféricos y mundiales. Resaltó que la “profundización sin precedente de la cooperación en seguridad” entre ambos países será un punto toral del diálogo.
El encuentro se da en una coyuntura estadunidense en que una amplia mayoría de los ciudadanos –según encuestas recientes– aprueba la ley antimigrante en Arizona, y donde la crisis económica ha nutrido un tipo de populismo derechista con vertientes extremistas antimigrantes y antimexicanas. Esto, junto con la creciente percepción de México como un país violento, al borde de cierto caos por las incesantes noticias de asesinatos y brutalidad vinculados con el narco, y repetidas solicitudes de gobernadores y otros políticos para reforzar la frontera con tropas de la Guardia Nacional, dificulta proyectar la relación en términos positivos.
En círculos oficiales también hay preocupación, sobre todo en torno a la violencia en México, y hasta dudas por las estrategias y pronósticos del gobierno de Calderón. La propia secretaria Clinton declaró hace una semana que en la lucha antinarcóticos en México, como en otras partes del hemisferio, “tenemos algunos buenos ejemplos de lo que sí funciona, pero no estamos ni cerca de lo que yo podría considerar una estrategia efectiva”.
En recientes audiencias legislativas, como una realizada hoy, altos funcionarios del gobierno, desde el Departamento de Justicia, de la DEA, del Departamento de Estado, de Seguridad Interna, entre otros, se han cuestionado los logros de la estrategia antinarcóticos, y se ha expresado preocupación por la impunidad en violaciones de derechos humanos y sobre el sistema judicial mexicano. También se duda que los niveles de violencia se puedan reducir a corto plazo. En una audiencia a principios de este mes, la DEA y la FBI afirmaron: “anticipamos que la horripilante violencia en México podría empeorar antes que mejorar”.
Pero a pesar de estas preocupaciones, en el ámbito oficial aquí todos expresan apoyo absoluto por la Iniciativa Mérida y elogian también las políticas económicas, comerciales, ambientales y más del gobierno de Calderón.
Sin embargo, diversas organizaciones sociales nacionales expresaron críticas y denuncias sobre las consecuencias de las políticas de Calderón, y hoy instaron a Obama y a legisladores a que las aborden en su visita.
La central obrera AFL-CIO envió una carta a los líderes del Congreso solicitando que en sus reuniones con Calderón aborden el tema de las violaciones a derechos laborales en México, sobre todo en los casos del sindicato minero, con especial atención a la situación en Cananea, y del Sindicato Mexicano de Electricistas.
“El presidente Calderón ha declarado la guerra a sindicatos independientes y democráticos”, afirma en la carta Richard Trumka, presidente de AFL-CIO. Por su parte, el sindicato siderúrgico nacional anunció una manifestación ante la embajada de México este miércoles, para denunciar las violaciones laborales del gobierno de Calderón contra los mineros.
Organizaciones como Human Rights Watch y la Washington Office on Latin America expresan también preocupaciones por las consecuencias de la guerra antinarcóticos sobre los derechos humanos.
El Comité para Protección de Periodistas (CPJ) instó hoy a ambos mandatarios a abordar lo que llama la “crisis de libertad de prensa” en México.
“El nivel de violencia contra periodistas en México se ha convertido en una preocupación internacional y tiene que ser incluido como parte de las discusiones bilaterales”, afirmó Joel Simon, director ejecutivo de CPJ.
El presidente Calderón reconoció en una entrevista reciente con Reuters que “la única batalla en la que no estamos avanzando bien es la batalla de las percepciones”. En esta visita, ésa es la batalla para ambos mandatarios, al buscar mantener el apoyo político y público para su “cooperación sin precedente”.
Las realidades en ambos lados de la frontera podrían imposibilitar la tarea de los encargados de manejar “percepciones”.
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Corresponsal y enviada
Periódico La Jornada
Miércoles 19 de mayo de 2010, p. 14
Washington, 18 de mayo. Los dos gobiernos han emitido alertas a sus ciudadanos para no viajar a regiones del otro. Hay más armas estadunidenses en México cada día. Se advierte que los capos mexicanos tienen presencia en más de 200 ciudades estadunidenses. Gobernadores de este país solicitan el envío de tropas a la frontera, denuncian las violaciones de los derechos humanos y laborales en México, y éste cuestiona medidas antinmigrantes como la ley SB 1070, en tanto se sigue construyendo uno de los muros (físico y virtual) más grandes del mundo. Pese a todo ello, los presidentes Felipe Calderón y Barack Obama celebrarán hoy la “cooperación sin precedente” en esta relación de “amigos” y “socios”.
Obama será el anfitrión de Calderón este miércoles en la segunda visita de Estado de esta presidencia –la cuarta reunión entre ambos mandatarios–, la cual culminará con una cena de Estado donde casi toda la atención estará en si la Casa Blanca logrará evitar que se filtren los no invitados (como sucedió en la primera cena de este tipo). Los dos se reunirán en privado en el transcurso de la mañana en un día que incluirá un almuerzo en el Departamento de Estado con la secretaria Hillary Clinton. El jueves, el mexicano ofrecerá un discurso ante una sesión conjunta del Congreso.
Aunque ya está preparada una serie de “anuncios concretos” en diversos rubros, gran parte de la atención se prestará a la nueva ley en Arizona y las perspectiva de una reforma migratoria integral, y sobre el narcotráfico y la violencia en México.
“No hay relación más importante para Estados Unidos que la de nuestro vecino… y tal vez no exista una relación más compleja en el mundo”, afirmó hoy un alto funcionario del gobierno de Obama en comentarios a los medios, bajo condición de anonimato.
“Valores compartidos”
Al reiterar que la relación está basada en “valores compartidos y respeto y responsabilidad mutuos”, indicó que los dos mandatarios abordarán una amplia gama de temas, entre ellos competitividad económica, energía limpia, seguridad ciudadana (léase Iniciativa Mérida) y cooperación en asuntos hemisféricos y mundiales. Resaltó que la “profundización sin precedente de la cooperación en seguridad” entre ambos países será un punto toral del diálogo.
El encuentro se da en una coyuntura estadunidense en que una amplia mayoría de los ciudadanos –según encuestas recientes– aprueba la ley antimigrante en Arizona, y donde la crisis económica ha nutrido un tipo de populismo derechista con vertientes extremistas antimigrantes y antimexicanas. Esto, junto con la creciente percepción de México como un país violento, al borde de cierto caos por las incesantes noticias de asesinatos y brutalidad vinculados con el narco, y repetidas solicitudes de gobernadores y otros políticos para reforzar la frontera con tropas de la Guardia Nacional, dificulta proyectar la relación en términos positivos.
En círculos oficiales también hay preocupación, sobre todo en torno a la violencia en México, y hasta dudas por las estrategias y pronósticos del gobierno de Calderón. La propia secretaria Clinton declaró hace una semana que en la lucha antinarcóticos en México, como en otras partes del hemisferio, “tenemos algunos buenos ejemplos de lo que sí funciona, pero no estamos ni cerca de lo que yo podría considerar una estrategia efectiva”.
En recientes audiencias legislativas, como una realizada hoy, altos funcionarios del gobierno, desde el Departamento de Justicia, de la DEA, del Departamento de Estado, de Seguridad Interna, entre otros, se han cuestionado los logros de la estrategia antinarcóticos, y se ha expresado preocupación por la impunidad en violaciones de derechos humanos y sobre el sistema judicial mexicano. También se duda que los niveles de violencia se puedan reducir a corto plazo. En una audiencia a principios de este mes, la DEA y la FBI afirmaron: “anticipamos que la horripilante violencia en México podría empeorar antes que mejorar”.
Pero a pesar de estas preocupaciones, en el ámbito oficial aquí todos expresan apoyo absoluto por la Iniciativa Mérida y elogian también las políticas económicas, comerciales, ambientales y más del gobierno de Calderón.
Sin embargo, diversas organizaciones sociales nacionales expresaron críticas y denuncias sobre las consecuencias de las políticas de Calderón, y hoy instaron a Obama y a legisladores a que las aborden en su visita.
La central obrera AFL-CIO envió una carta a los líderes del Congreso solicitando que en sus reuniones con Calderón aborden el tema de las violaciones a derechos laborales en México, sobre todo en los casos del sindicato minero, con especial atención a la situación en Cananea, y del Sindicato Mexicano de Electricistas.
“El presidente Calderón ha declarado la guerra a sindicatos independientes y democráticos”, afirma en la carta Richard Trumka, presidente de AFL-CIO. Por su parte, el sindicato siderúrgico nacional anunció una manifestación ante la embajada de México este miércoles, para denunciar las violaciones laborales del gobierno de Calderón contra los mineros.
Organizaciones como Human Rights Watch y la Washington Office on Latin America expresan también preocupaciones por las consecuencias de la guerra antinarcóticos sobre los derechos humanos.
El Comité para Protección de Periodistas (CPJ) instó hoy a ambos mandatarios a abordar lo que llama la “crisis de libertad de prensa” en México.
“El nivel de violencia contra periodistas en México se ha convertido en una preocupación internacional y tiene que ser incluido como parte de las discusiones bilaterales”, afirmó Joel Simon, director ejecutivo de CPJ.
El presidente Calderón reconoció en una entrevista reciente con Reuters que “la única batalla en la que no estamos avanzando bien es la batalla de las percepciones”. En esta visita, ésa es la batalla para ambos mandatarios, al buscar mantener el apoyo político y público para su “cooperación sin precedente”.
Las realidades en ambos lados de la frontera podrían imposibilitar la tarea de los encargados de manejar “percepciones”.
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