¡Ya hicimos la tarea!
miércoles, 19 de mayo de 2010
El colmo sería que el gobierno español no le reconociera públicamente a Felipe Calderón su importante papel de gestor de las empresas de la nación ibérica en nuestro país. Igual trato cabe esperar de parte de las autoridades estadounidenses ahora que viaje a Washington, pues en el inquilino de Los Pinos los empresarios de la nación vecina tienen a un valioso agente que cumple su función con eficiencia y lealtad incomparables. Lamentablemente no se puede decir lo mismo en relación con su papel de jefe del Ejecutivo mexicano, el cual incumple de manera por demás vergonzosa en detrimento de los intereses que debiera defender.
Con todo, los empresarios españoles no están del todo satisfechos. Así lo demostró el presidente de Iberdrola, una de las empresas más beneficiadas por PEMEX y la Comisión Federal de Electricidad, Ignacio Sánchez Galán, quien sin pelos en la lengua le exigió a Calderón resolver “los pequeños escollos” en la construcción de parques eólicos en el sureste mexicano. Luego del firme llamado de atención, aprovechó para agradecerle su apoyo con el fin de que las empresas privadas ibéricas cuenten con una regulación estable y predecible, rentabilidad adecuada y disponibilidad de suficiente infraestructura. Ventajas extraordinarias que no tienen los pequeños y medianos empresarios mexicanos.
Un acto de justicia fue la presencia, en su calidad de empresario ibérico, del padre del extinto Juan Camilo Mouriño, quien continúa los esfuerzos realizados por su vástago para aprovecharse de una situación difícilmente repetible: contar en la primera magistratura con un aliado incondicional, dispuesto a favorecer a los inversionistas españoles como no lo hace ninguna otra nación. No debe ser mera casualidad, por ejemplo, que 60 por ciento de las utilidades del banco Santander provengan de México. De ahí que la inversión acumulada de España en nuestro país, que suma 34 mil 942 millones de dólares, sea el 45 por ciento del total de la europea. Cada dólar invertido en territorio mexicano regresa a la madre patria centuplicado.
El colmo también sería que Calderón no aprovechara la oportunidad para presumir ante sus anfitriones que “hicimos la tarea” y ahora México es una potencia mundial, según él, sin problemas económicos como los que tienen algunas naciones europeas. “Si acaso México tiene un problema es de una entrada muy fuerte de inversión extranjera que apreció el peso a principios de este año”. En su versión idílica de la realidad, aquí no existe un tremendo desempleo histórico, ni tampoco un sector rural devastado que se convirtió en el principal expulsor de mano de obra, ni mucho menos la dramática desigualdad social que nos coloca en la misma posición de Haití en ese rubro. No, Dios nos libre, aquí “ya no enfrentamos el dilema de seguir con medidas anticíclicas o diseñar una estrategia de salida”.
En su papel de gestor de inversiones españolas, se olvidó de referirse a la crisis de seguridad que se vive en el país, como si en la aldea global que es el mundo actualmente no supieran en España la hecatombe que provocó al sacar de sus cuarteles a las tropas del Ejército y la Marina para cumplir tareas policiales. De ahí que el príncipe de Asturias, Felipe de Borbón, mostrara su preocupación por la lucha contra la delincuencia emprendida por Calderón. Esta crítica velada obligó a Calderón a conceder que “tenemos problemas serios, sí, pero también estamos decididos a enfrentarlos con determinación y seriedad, con responsabilidad, y los vamos a resolver”.
Por supuesto no dijo cómo podría resolverlos, porque seguramente en su fuero interno eso no le preocupa. En todo caso, para eso cuenta con la lealtad y disciplina de las Fuerzas Armadas, aun cuando ya quedó plenamente demostrado que su injerencia en asuntos policiales es contraproducente bajo cualquier punto de vista. A su regreso, sin embargo, habrá de enfrentarse con la realidad, a pesar de que sus corifeos tratan a toda costa de evitar que lo haga, ahora directamente perniciosa para el grupo en el poder luego de la desaparición de Fernández de Cevallos. Alguna explicación creíble tendrá que dar sobre este suceso, que demostró la disparidad gigantesca entre un prominente miembro de dicho grupo y la ciudadanía común. La movilización del aparato judicial para desentrañar el misterioso caso no tiene precedentes.
Por lo pronto, México seguirá deshaciéndose, cada vez más rápidamente, a pesar del irracional optimismo de Calderón, por el divorcio existente entre la oligarquía y la sociedad nacional, pero más aún por los abusos del grupo en el poder y la impunidad con que actúa, situación alentada por la burocracia dorada que lidera el inquilino de Los Pinos, cuya prioridad en realidad no es la de resolver los grandes problemas nacionales, sino evadirlos con sus continuos viajes al extranjero. Esto es evidente, de ahí que viajar a Sudáfrica sea un hecho, faltaba más.
Fuente de información, Guillermo Fabela Quiñones - Ajedrez de Opinión EMET
Fuente
Con todo, los empresarios españoles no están del todo satisfechos. Así lo demostró el presidente de Iberdrola, una de las empresas más beneficiadas por PEMEX y la Comisión Federal de Electricidad, Ignacio Sánchez Galán, quien sin pelos en la lengua le exigió a Calderón resolver “los pequeños escollos” en la construcción de parques eólicos en el sureste mexicano.
El colmo sería que el gobierno español no le reconociera públicamente a Felipe Calderón su importante papel de gestor de las empresas de la nación ibérica en nuestro país. Igual trato cabe esperar de parte de las autoridades estadounidenses ahora que viaje a Washington, pues en el inquilino de Los Pinos los empresarios de la nación vecina tienen a un valioso agente que cumple su función con eficiencia y lealtad incomparables. Lamentablemente no se puede decir lo mismo en relación con su papel de jefe del Ejecutivo mexicano, el cual incumple de manera por demás vergonzosa en detrimento de los intereses que debiera defender.
Con todo, los empresarios españoles no están del todo satisfechos. Así lo demostró el presidente de Iberdrola, una de las empresas más beneficiadas por PEMEX y la Comisión Federal de Electricidad, Ignacio Sánchez Galán, quien sin pelos en la lengua le exigió a Calderón resolver “los pequeños escollos” en la construcción de parques eólicos en el sureste mexicano. Luego del firme llamado de atención, aprovechó para agradecerle su apoyo con el fin de que las empresas privadas ibéricas cuenten con una regulación estable y predecible, rentabilidad adecuada y disponibilidad de suficiente infraestructura. Ventajas extraordinarias que no tienen los pequeños y medianos empresarios mexicanos.
Un acto de justicia fue la presencia, en su calidad de empresario ibérico, del padre del extinto Juan Camilo Mouriño, quien continúa los esfuerzos realizados por su vástago para aprovecharse de una situación difícilmente repetible: contar en la primera magistratura con un aliado incondicional, dispuesto a favorecer a los inversionistas españoles como no lo hace ninguna otra nación. No debe ser mera casualidad, por ejemplo, que 60 por ciento de las utilidades del banco Santander provengan de México. De ahí que la inversión acumulada de España en nuestro país, que suma 34 mil 942 millones de dólares, sea el 45 por ciento del total de la europea. Cada dólar invertido en territorio mexicano regresa a la madre patria centuplicado.
El colmo también sería que Calderón no aprovechara la oportunidad para presumir ante sus anfitriones que “hicimos la tarea” y ahora México es una potencia mundial, según él, sin problemas económicos como los que tienen algunas naciones europeas. “Si acaso México tiene un problema es de una entrada muy fuerte de inversión extranjera que apreció el peso a principios de este año”. En su versión idílica de la realidad, aquí no existe un tremendo desempleo histórico, ni tampoco un sector rural devastado que se convirtió en el principal expulsor de mano de obra, ni mucho menos la dramática desigualdad social que nos coloca en la misma posición de Haití en ese rubro. No, Dios nos libre, aquí “ya no enfrentamos el dilema de seguir con medidas anticíclicas o diseñar una estrategia de salida”.
En su papel de gestor de inversiones españolas, se olvidó de referirse a la crisis de seguridad que se vive en el país, como si en la aldea global que es el mundo actualmente no supieran en España la hecatombe que provocó al sacar de sus cuarteles a las tropas del Ejército y la Marina para cumplir tareas policiales. De ahí que el príncipe de Asturias, Felipe de Borbón, mostrara su preocupación por la lucha contra la delincuencia emprendida por Calderón. Esta crítica velada obligó a Calderón a conceder que “tenemos problemas serios, sí, pero también estamos decididos a enfrentarlos con determinación y seriedad, con responsabilidad, y los vamos a resolver”.
Por supuesto no dijo cómo podría resolverlos, porque seguramente en su fuero interno eso no le preocupa. En todo caso, para eso cuenta con la lealtad y disciplina de las Fuerzas Armadas, aun cuando ya quedó plenamente demostrado que su injerencia en asuntos policiales es contraproducente bajo cualquier punto de vista. A su regreso, sin embargo, habrá de enfrentarse con la realidad, a pesar de que sus corifeos tratan a toda costa de evitar que lo haga, ahora directamente perniciosa para el grupo en el poder luego de la desaparición de Fernández de Cevallos. Alguna explicación creíble tendrá que dar sobre este suceso, que demostró la disparidad gigantesca entre un prominente miembro de dicho grupo y la ciudadanía común. La movilización del aparato judicial para desentrañar el misterioso caso no tiene precedentes.
Por lo pronto, México seguirá deshaciéndose, cada vez más rápidamente, a pesar del irracional optimismo de Calderón, por el divorcio existente entre la oligarquía y la sociedad nacional, pero más aún por los abusos del grupo en el poder y la impunidad con que actúa, situación alentada por la burocracia dorada que lidera el inquilino de Los Pinos, cuya prioridad en realidad no es la de resolver los grandes problemas nacionales, sino evadirlos con sus continuos viajes al extranjero. Esto es evidente, de ahí que viajar a Sudáfrica sea un hecho, faltaba más.
Fuente de información, Guillermo Fabela Quiñones - Ajedrez de Opinión EMET
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