El agua del molino - El Cardenal y el Presidente
Raúl Carrancá y Rivas
El Cardenal y el Presidente
Organización Editorial Mexicana
20 de octubre de 2011
"Con la Iglesia topamos, Sancho". En realidad con el Cardenal Norberto Rivera y con el Presidente Calderón. El hecho es que el pasado domingo 16 algunos integrantes del Sindicato Mexicano de Electricistas, encabezados por su secretario general Martín Esparza, después de asistir a misa y escuchar la homilía del purpurado se reunieron con él. El Cardenal sostuvo que la obediencia a las autoridades está condicionada al respeto de éstas a la ley. Y agregó: "Cuando la autoridad se sale del marco legal desde donde puede y debe gobernar no hay obligación de tributarle obediencia y si se opone abiertamente a los derechos fundamentales, entonces hay que negarle la obediencia. Debemos poner la obediencia a Dios por encima del respeto al César". A su vez Martín Esparza manifestó que "son una resistencia pacífica porque el gobierno no respetó sus derechos". Ahora bien, en mi condición de abogado que he sido del Sindicato Mexicano de Electricistas, siempre le aconsejé a mi cliente que fundáramos su defensa en la Constitución y en la ley, o sea, en Derecho, y que en este terreno contendiéramos procesalmente utilizando todos los recursos, medios e impugnaciones a nuestro alcance. Lo que nada tiene que ver con las palabras del Cardenal que en última instancia, y en el extremo, se han llevado a la práctica en situaciones también extremas. Pero en México hay leyes e instancias a las que recurrir, y si éstas se agotan queda abierto a la defensa el espacio internacional. Yo soy, pues, partidario absoluto de la lucha en y con el Derecho. Creo además que las palabras del Cardenal son muy peligrosas e inoportunas en el contexto del proceso electoral en el que ya se encuentra inmerso el país, y que se contraponen, ¡nada menos que en un purpurado! -aparte de violar a mi juicio la esencia del laicismo constitucional-, a lo dispuesto en la fracción V del Apartado D del artículo 41 de la Constitución el cual prescribe que "en el ejercicio de la organización de las elecciones federales, la certeza, legalidad, independencia, imparcialidad y objetividad serán principios rectores". Lo evidente es que con el poder espiritual y real que tiene un Cardenal, su mensaje afecta gravemente la imparcialidad y objetividad de referencia.
Así mismo, y ateniéndome a la traducción que ha publicado "The New York Times" de la entrevista que le hiciera al Presidente Calderón, éste declaró lo siguiente a pregunta expresa del periodista ("Se preocupa mucho la transición si no es PAN si es otro partido. ¿Qué está haciendo para asegurar que lo que ha hecho, que lo que ha construido en su sexenio que se sigue?": sic, Internet, 18-10-2011, 00:08 hs.): "En el viejo sistema político, en el viejo régimen político autoritario se pensaba que arreglándose con los criminales no pasaba nada". El periodista vuelve a preguntar: "¿El PRI tenía esa reputación? ¿Se preocupa Usted específicamente de que ellos tendrán la oportunidad de tener la Presidencia de nuevo?". Respuesta del Presidente: "Pues depende de quiénes... Hay mucha gente en el PRI que piensa que los arreglos de antes funcionarían ahora... Pero ésa es la mentalidad que campea en muchos de ellos, no digo que en todos. Si prevaleciera esa corriente de opinión, ahí sí me preocuparía". Lo anterior, a mi modo de ver y tomando en consideración que proviene del Jefe de Estado y de Gobierno de México -no obstante la incertidumbre que siembra-, es una clara intromisión en el proceso electoral y que vulnera los principios rectores a que me he referido. ¡Lástima! Lástima que el Cardenal y el Presidente no practiquen la imparcialidad y la objetividad hacia el 2012. Me resta aclarar que no soy miembro del PRI. Sin embargo, y trátese del partido político de que se trate, es lamentable que dos personajes relevantes en la vida pública de la Nación no respeten, respectivamente, el Estado laico ni tampoco la imparcialidad y objetividad tan necesarias en la democracia. En suma, al margen de las tácticas políticas de los precandidatos a la Presidencia resulta claro que se ha violado la Constitución.
Sígueme en twitter: @RaulCarranca
Y en facebook: www.facebook.com/despacho.raulcarranca
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El Cardenal y el Presidente
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20 de octubre de 2011
"Con la Iglesia topamos, Sancho". En realidad con el Cardenal Norberto Rivera y con el Presidente Calderón. El hecho es que el pasado domingo 16 algunos integrantes del Sindicato Mexicano de Electricistas, encabezados por su secretario general Martín Esparza, después de asistir a misa y escuchar la homilía del purpurado se reunieron con él. El Cardenal sostuvo que la obediencia a las autoridades está condicionada al respeto de éstas a la ley. Y agregó: "Cuando la autoridad se sale del marco legal desde donde puede y debe gobernar no hay obligación de tributarle obediencia y si se opone abiertamente a los derechos fundamentales, entonces hay que negarle la obediencia. Debemos poner la obediencia a Dios por encima del respeto al César". A su vez Martín Esparza manifestó que "son una resistencia pacífica porque el gobierno no respetó sus derechos". Ahora bien, en mi condición de abogado que he sido del Sindicato Mexicano de Electricistas, siempre le aconsejé a mi cliente que fundáramos su defensa en la Constitución y en la ley, o sea, en Derecho, y que en este terreno contendiéramos procesalmente utilizando todos los recursos, medios e impugnaciones a nuestro alcance. Lo que nada tiene que ver con las palabras del Cardenal que en última instancia, y en el extremo, se han llevado a la práctica en situaciones también extremas. Pero en México hay leyes e instancias a las que recurrir, y si éstas se agotan queda abierto a la defensa el espacio internacional. Yo soy, pues, partidario absoluto de la lucha en y con el Derecho. Creo además que las palabras del Cardenal son muy peligrosas e inoportunas en el contexto del proceso electoral en el que ya se encuentra inmerso el país, y que se contraponen, ¡nada menos que en un purpurado! -aparte de violar a mi juicio la esencia del laicismo constitucional-, a lo dispuesto en la fracción V del Apartado D del artículo 41 de la Constitución el cual prescribe que "en el ejercicio de la organización de las elecciones federales, la certeza, legalidad, independencia, imparcialidad y objetividad serán principios rectores". Lo evidente es que con el poder espiritual y real que tiene un Cardenal, su mensaje afecta gravemente la imparcialidad y objetividad de referencia.
Así mismo, y ateniéndome a la traducción que ha publicado "The New York Times" de la entrevista que le hiciera al Presidente Calderón, éste declaró lo siguiente a pregunta expresa del periodista ("Se preocupa mucho la transición si no es PAN si es otro partido. ¿Qué está haciendo para asegurar que lo que ha hecho, que lo que ha construido en su sexenio que se sigue?": sic, Internet, 18-10-2011, 00:08 hs.): "En el viejo sistema político, en el viejo régimen político autoritario se pensaba que arreglándose con los criminales no pasaba nada". El periodista vuelve a preguntar: "¿El PRI tenía esa reputación? ¿Se preocupa Usted específicamente de que ellos tendrán la oportunidad de tener la Presidencia de nuevo?". Respuesta del Presidente: "Pues depende de quiénes... Hay mucha gente en el PRI que piensa que los arreglos de antes funcionarían ahora... Pero ésa es la mentalidad que campea en muchos de ellos, no digo que en todos. Si prevaleciera esa corriente de opinión, ahí sí me preocuparía". Lo anterior, a mi modo de ver y tomando en consideración que proviene del Jefe de Estado y de Gobierno de México -no obstante la incertidumbre que siembra-, es una clara intromisión en el proceso electoral y que vulnera los principios rectores a que me he referido. ¡Lástima! Lástima que el Cardenal y el Presidente no practiquen la imparcialidad y la objetividad hacia el 2012. Me resta aclarar que no soy miembro del PRI. Sin embargo, y trátese del partido político de que se trate, es lamentable que dos personajes relevantes en la vida pública de la Nación no respeten, respectivamente, el Estado laico ni tampoco la imparcialidad y objetividad tan necesarias en la democracia. En suma, al margen de las tácticas políticas de los precandidatos a la Presidencia resulta claro que se ha violado la Constitución.
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El estado laico mexicano es decir, el pueblo mexicano para llegar a ser un Estado Laico Libre como es ahora, ha tenido que pasar varios derramamientos de sangre, experiencias dolorosas que no se pueden olvidar como algo pasajero, ni ignorar algunos y tomar en cuenta otros, pues todos han sido dolorosos y sangrientos derramamientos de sangre del mismo pueblo. El estado laico viene desde el primer siglo, desde por el año 70 D. C. por iniciativa de Cristo Jesús y no de otros hombres, no fue Napoleón, ni Filadelfia, ni Juárez, Etc., quien comenzó con el estado laico, sino el mismo Jesús; laico=del pueblo, del griego laos=pueblo, y laico=del pueblo, mentira que laico=sin Dios, o =sin religión, o =apartado de toda religión, no, no es verdad, sino laico=del pueblo, estado laico=estado del pueblo, no =estado sin Dios, ni =estado sin religión.
En la Nueva España, al pretender tener aquí el estado laico, con la dolorosa y sangrienta guerra de la conquista en la época colonial, se pretendió imponer un estado laico católico, pues no se siguieron bien las enseñanzas de Jesús y se cayó en el error de hacerlo totalitario, en el que hubo inquisición dolorosa y sangrienta. En el siglo XIX, con la dolorosa y sangrienta guerra de independencia, al triunfar los mexicanos se trató de imponer un estado laico religioso, de manera especial católico, pues así se reconoció en el himno nacional y en la bandera nacional de las tres garantías y se acabó la dolorosa inquisición. Después con la dolorosa y sangrienta guerra de reforma de Juárez, con el pretexto de que se les diera a todas las confesiones religiosas los mismos derechos y las mismas garantías, se trató de imponer el estado laico aconfesional; pues manipulado el gobierno por la masonería aconfesional, en la Constitución de 1857 se prohibía dolorosamente la práctica pública de la religión, sobre todo la católica.
(Continua).
Ya en el siglo XX, con la dolorosa y sangrienta revolución, con Carranza, se trató de imponer el estado laico ateo, en el que la Constitución prohibía la práctica de la religión inclusive en los templos, y la intervención de los clérigos y ministros de culto, en política; pues el gobierno federal fue manipulado por el ateísmo marxista y capitalista; después, vino la muy dolorosa y sanguinaria persecución religiosa y el cierre de los templos, que impuso el gobierno, ateo, masón aconfesional y sectareo. A partir de esto, el pueblo (el laico) cristiano mexicano, se levantó en armas en defensa de su religión, ya que dicho gobierno, habían provocado a los cristianos, esta defensa se conoce como dolorosa y sangrienta guerra cristera, con la cual el pueblo (el laico) mexicano quedó libre de las muy dolorosas agresiones del gobierno ateo, masón aconfesional y sectareo; a partir de entonces vino instalándose con calma el estado laico libre, ya la Constitución Mexicana actual, que se comenzó a renovar en 1990, nos habla de un Estado Laico Libre.
Ya en este estado y en esta Constitución, no se prohíbe, ni la Iglesia, ni la religión, ni el ateísmo, ni la masonería aconfesional, ni las sectas, tanto en la política y gobierno, como en la educación pública; ni se prohíbe la libertad de cultos, ni la libertad de expresión a nadie, en ningún lado; esta forma de Estado Laico Libre es la ideal, para una mejor convivencia, libertad y paz entre los mexicanos. Ya no se puede imponer a todos lo que un grupo cree (catolicismo), ni tampoco lo que otro grupo cree (protestantismo), ni lo que otro grupo cree (judaísmo), Etc. Etc.; pero tampoco se puede imponer a todos lo que otro grupo no cree (no creen en Dios -ateísmo), ni lo que otro grupo tampoco cree (creen en Dios, pero no creen en ninguna religión=masonería aconfesional). Según la Constitución Mexicana actual de 2011, tanto en la educación pública, como en el gobierno, ya se puede hablar de religión y de Iglesia con la misma libertad que se habla de ateísmo y masonería aconfesional, pues mientras duro el estado laico aconfesional de Juárez y el estado laico ateo de Carranza, solo se hablaba en esos ambientes de esas dos ideologías, pero nada de religión, sobre todo católica, pues estaban amenazados si hablaban de esto.
(Continua).
El Estado Laico Libre ha costado mucha sangre y mucho dolor, sobre todo en la muy dolorosa y sanguinaria persecución religiosa, en donde hubo víctimas inocentes (niños y mujeres asesinadas por parte del gobierno ateo y masón aconfesional), por lo cual, ya no podemos volver a la época en que se imponía la religión a todos, pero tampoco a la época en que se imponía la masonería aconfesional, ni a la época en que se imponía el ateísmo; ya estamos en pleno siglo XXI, siglo de la Libertad, del amor y de la Paz. Ya no estamos en el siglo XVII o XVIII, siglo del doloroso totalitarismo religioso; pero tampoco en siglo XIX, siglo de la dolorosa masonería aconfesional juarista; ni en siglo XX, siglo de de los dolorosos ateísmos marxista y capitalista, y del nazismo, también muy doloroso. Viva Jesús que predicó: “El verdadero respeto al derecho ajeno es, amor, verdad, justicia, libertad y paz.”; más completo que el dicho de Juárez “El respeto al derecho ajeno es la paz.”.
En la misma Constitución Mexicana actual, no en la de 1857 ni en la de1917 que ya están pasadas a la historia y ya no están en vigor, se garantiza el estado laico y la educación laica, junto con la libertad religiosa y con la libertad de expresión para todos, mas no junto con la prohibición de estas; ya no podemos callar ante tantas injusticias y crímenes, y amenazas a la sociedad, no podemos obedecer a los hombres antes que a Dios. Viva México, y viva el verdadero respeto al derecho ajeno, el amor, la verdad, la justicia, la libertad y la paz. “Amor y paz en Dios a los hombres (mujeres y varones) de buena voluntad y a toda la humanidad.”