Queda por observar el tamaño de la inconformidad popular ante la nueva imposición
Todo
parece indicar que los magistrados del Tribunal Electoral del Poder
Judicial de la Federación (TEPJF) validarán el triunfo de Enrique Peña
Nieto
Revista EMET
Todo parece indicar que los magistrados
del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF)
validarán el “triunfo” de Enrique Peña Nieto en la elección presidencial
del pasado 1 de julio con lo que se repetirá el escenario del 2006, en
el que surgió para los millones de mexicanos que votaron por la
izquierda un presidente “ilegitimo” en la figura de Felipe Calderón,
quien no alcanzó la legitimidad que brinda la certeza de la limpieza en
los procesos pero que a pesar de todo fue impuesto por los poderes
fácticos en la residencia oficial de Los Pinos, lo que inició una de las
peores administraciones federales de la historia de México. Las
noticias difundidas hasta el momento señalan que en el proyecto de
resolución de la demanda de invalidez de los pasados comicios
presidenciales no se realizó una revisión exhaustiva de las pruebas que
presentaron los partidos que conforman la coalición Movimiento
Progresista, que postuló a Andrés Manuel López Obrador a la Primera
Magistratura de la Nación.
La mesa ya está puesta para que se ratifique a Enrique Peña Nieto como el próximo Presidente de la República, lo que abre un nuevo capítulo de manifestaciones, marchas e inconformidades a lo largo y ancho del país que puede desencadenar un estado de ingobernabilidad crítico y agravado por la gran inseguridad que prevalece en el territorio nacional como consecuencia de la fallida guerra a algunos de los cárteles de la droga declarada por Felipe Calderón y quien para tal efecto fue presionado por el gobierno de George Bush con el señuelo de que así alcanzaría el grado de “héroe” que le brindaría la legitimidad que le fue negado por los electores mexicanos. Los resultados están a la vista, tras un sexenio realmente fallido, con un Estado debilitado y con el fortalecimiento de los grupos fácticos, entre los que destacan no sólo los de los poderosos grupos empresariales, particularmente los que conforman el duopolio televisivo, sino también de los grupos criminales, con el cártel de Sinaloa y Joaquín “El Chapo” Guzmán a la cabeza.
Ayer Leonardo Valdés, consejero presidente del IFE, pidió a los actores políticos aceptar el fallo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) sobre la validez o no de la elección presidencial, en cuanto se formalice. Ya el proyecto de dictamen de la comisión del TEPJF responsable de elaborar el proyecto de sentencia sobre el juicio de nulidad promovido por la coalición Movimiento Progresista que está en poder de los magistrados electorales prevé desechar la petición de invalidar el proceso. Los magistrados del máximo tribunal en materia electoral del país sostienen que en el desahogo del juicio de inconformidad “ha sido exhaustivo y ha garantizado plenamente el derecho de equidad procesal, por lo que todas las partes y sus alegados han sido escuchados”, afirmación que no resiste un somero examen.
A través de un comunicado, el TEPJF afirmó que “la Comisión Calificadora de la elección presidencial ha dictado 36 acuerdos en los cuales se han adoptado más de 100 determinaciones”. Dijo que se ha escuchado a las partes y la documentación revisada rebasa más de 33 mil fojas. Sostuvo que se ha hecho una “revisión exhaustiva de los planteamientos” contenidos en la demanda, informe circunstanciado y escrito de los alegatos, así como de las pruebas presentadas por las coaliciones actora y tercer interesada y por las autoridades señaladas como responsables, es decir, el Consejo General del Instituto Federal Electoral y la Unidad de Fiscalización de los Partidos Políticos.
No obstante y para muestra un botón: el TEPJF declaró infundada la solicitud de la coalición Movimiento Progresista para que se consideren 283 mil 451 firmas de ciudadanos inconformes con la elección presidencial para que se les considere como terceros interesados. En una sesión pública, la Sala Superior de ese tribunal declaró infundada la petición de los partidos de izquierda, al considerar que las firmas recolectadas durante las asambleas informativas de los institutos políticos no pueden ser tomadas en consideración para la resolución del juicio por el que solicita la nulidad de la elección presidencial.
Frente a esa certeza, la dirigencia nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI) pidió a todos los partidos políticos que, después de que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación declaré (a Enrique Peña Nieto) presidente electo, se deje atrás la competencia electoral, la diatriba, el encono y la crispación, con el propósito de construir el proyecto de unidad nacional que requieren los mexicanos. También los gobernadores del tricolor llamaron a cerrar el capítulo del conflicto poselectoral, porque, dijeron, es tiempo de construir a favor de los mexicanos. César Duarte, actual presidente de la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago), consideró fundamental que el proceso electoral se desahogue en los términos que está planteado en la ley. El gobernador de Chihuahua, optimista, descartó un mayor conflicto, pues, dijo “no veo más allá de una polémica intensa, que se ha generado en torno a la elección”.
La visión de la izquierda es diametralmente opuesta: el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, consideró que las movilizaciones populares en contra de la declaración de validez del triunfo del priísta Enrique Peña Nieto dependerán, primero de la decisión que tomen los magistrados del TEPJF y sí éstos se apegan a la legalidad o simplemente actúan con cinismo. Destacó que el Tribunal Electoral sólo tiene dos caminos para calificar la elección presidencial: “actuar con cinismo”, como en 2006 y validar el resultado, o declarar la nulidad del proceso para permitir la designación de un presidente interino”. El mandatario capitalino también convocó a los partidos que integran el Frente Progresista (PRD, PT, Movimiento Ciudadano) a actuar de manera cohesionada y unida.
La preocupación de los partidos de izquierda ante la cercana resolución de los magistrados electorales no es gratuita. Jesús Zambrano, presidente nacional del PRD, admitió que “vemos con preocupación que no han terminado de desahogarse quejas que hemos presentado contra el IFE y ya resulta que está circulando el proyecto de la sentencia emitida por la comisión especial entre los magistrados”. También Ricardo Monreal, ex coordinador de campaña de Andrés Manuel López Obrador, llamó a los magistrados del Tribunal Electoral a no validar la elección presidencial, ni avalar “un gobierno ilegitimo que no estaremos nunca dispuestos a reconocer”. El político zacatecano instó a los magistrados a no convertirse en encubridores o cómplices de las “graves violaciones constitucionales” cometidas antes, durante y después de los comicios del pasado 1 de julio.
En cuanto se consumen los hechos anteriormente descritos queda por observar el tamaño de la inconformidad popular ante esta nueva imposición de un nuevo mandatario por parte de las autoridades electorales. La inconformidad de los grupos de izquierda habrá de batallar al interior de los tres partidos políticos con los grupos que se comportan como verdaderos caballos de Troya y que defienden las parcelas de poder alcanzadas hasta ahora, principalmente en el Congreso la Unión, y algunas gubernaturas y presidencias municipales, lo que les ha permitido a esos políticos dejar de lado el morral y cargar ahora sendos maletines y trasladarse en autos de lujo, que no conocieron en su azarosa militancia en la oposición.
La mesa ya está puesta para que se ratifique a Enrique Peña Nieto como el próximo Presidente de la República, lo que abre un nuevo capítulo de manifestaciones, marchas e inconformidades a lo largo y ancho del país que puede desencadenar un estado de ingobernabilidad crítico y agravado por la gran inseguridad que prevalece en el territorio nacional como consecuencia de la fallida guerra a algunos de los cárteles de la droga declarada por Felipe Calderón y quien para tal efecto fue presionado por el gobierno de George Bush con el señuelo de que así alcanzaría el grado de “héroe” que le brindaría la legitimidad que le fue negado por los electores mexicanos. Los resultados están a la vista, tras un sexenio realmente fallido, con un Estado debilitado y con el fortalecimiento de los grupos fácticos, entre los que destacan no sólo los de los poderosos grupos empresariales, particularmente los que conforman el duopolio televisivo, sino también de los grupos criminales, con el cártel de Sinaloa y Joaquín “El Chapo” Guzmán a la cabeza.
Ayer Leonardo Valdés, consejero presidente del IFE, pidió a los actores políticos aceptar el fallo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) sobre la validez o no de la elección presidencial, en cuanto se formalice. Ya el proyecto de dictamen de la comisión del TEPJF responsable de elaborar el proyecto de sentencia sobre el juicio de nulidad promovido por la coalición Movimiento Progresista que está en poder de los magistrados electorales prevé desechar la petición de invalidar el proceso. Los magistrados del máximo tribunal en materia electoral del país sostienen que en el desahogo del juicio de inconformidad “ha sido exhaustivo y ha garantizado plenamente el derecho de equidad procesal, por lo que todas las partes y sus alegados han sido escuchados”, afirmación que no resiste un somero examen.
A través de un comunicado, el TEPJF afirmó que “la Comisión Calificadora de la elección presidencial ha dictado 36 acuerdos en los cuales se han adoptado más de 100 determinaciones”. Dijo que se ha escuchado a las partes y la documentación revisada rebasa más de 33 mil fojas. Sostuvo que se ha hecho una “revisión exhaustiva de los planteamientos” contenidos en la demanda, informe circunstanciado y escrito de los alegatos, así como de las pruebas presentadas por las coaliciones actora y tercer interesada y por las autoridades señaladas como responsables, es decir, el Consejo General del Instituto Federal Electoral y la Unidad de Fiscalización de los Partidos Políticos.
No obstante y para muestra un botón: el TEPJF declaró infundada la solicitud de la coalición Movimiento Progresista para que se consideren 283 mil 451 firmas de ciudadanos inconformes con la elección presidencial para que se les considere como terceros interesados. En una sesión pública, la Sala Superior de ese tribunal declaró infundada la petición de los partidos de izquierda, al considerar que las firmas recolectadas durante las asambleas informativas de los institutos políticos no pueden ser tomadas en consideración para la resolución del juicio por el que solicita la nulidad de la elección presidencial.
Frente a esa certeza, la dirigencia nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI) pidió a todos los partidos políticos que, después de que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación declaré (a Enrique Peña Nieto) presidente electo, se deje atrás la competencia electoral, la diatriba, el encono y la crispación, con el propósito de construir el proyecto de unidad nacional que requieren los mexicanos. También los gobernadores del tricolor llamaron a cerrar el capítulo del conflicto poselectoral, porque, dijeron, es tiempo de construir a favor de los mexicanos. César Duarte, actual presidente de la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago), consideró fundamental que el proceso electoral se desahogue en los términos que está planteado en la ley. El gobernador de Chihuahua, optimista, descartó un mayor conflicto, pues, dijo “no veo más allá de una polémica intensa, que se ha generado en torno a la elección”.
La visión de la izquierda es diametralmente opuesta: el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, consideró que las movilizaciones populares en contra de la declaración de validez del triunfo del priísta Enrique Peña Nieto dependerán, primero de la decisión que tomen los magistrados del TEPJF y sí éstos se apegan a la legalidad o simplemente actúan con cinismo. Destacó que el Tribunal Electoral sólo tiene dos caminos para calificar la elección presidencial: “actuar con cinismo”, como en 2006 y validar el resultado, o declarar la nulidad del proceso para permitir la designación de un presidente interino”. El mandatario capitalino también convocó a los partidos que integran el Frente Progresista (PRD, PT, Movimiento Ciudadano) a actuar de manera cohesionada y unida.
La preocupación de los partidos de izquierda ante la cercana resolución de los magistrados electorales no es gratuita. Jesús Zambrano, presidente nacional del PRD, admitió que “vemos con preocupación que no han terminado de desahogarse quejas que hemos presentado contra el IFE y ya resulta que está circulando el proyecto de la sentencia emitida por la comisión especial entre los magistrados”. También Ricardo Monreal, ex coordinador de campaña de Andrés Manuel López Obrador, llamó a los magistrados del Tribunal Electoral a no validar la elección presidencial, ni avalar “un gobierno ilegitimo que no estaremos nunca dispuestos a reconocer”. El político zacatecano instó a los magistrados a no convertirse en encubridores o cómplices de las “graves violaciones constitucionales” cometidas antes, durante y después de los comicios del pasado 1 de julio.
En cuanto se consumen los hechos anteriormente descritos queda por observar el tamaño de la inconformidad popular ante esta nueva imposición de un nuevo mandatario por parte de las autoridades electorales. La inconformidad de los grupos de izquierda habrá de batallar al interior de los tres partidos políticos con los grupos que se comportan como verdaderos caballos de Troya y que defienden las parcelas de poder alcanzadas hasta ahora, principalmente en el Congreso la Unión, y algunas gubernaturas y presidencias municipales, lo que les ha permitido a esos políticos dejar de lado el morral y cargar ahora sendos maletines y trasladarse en autos de lujo, que no conocieron en su azarosa militancia en la oposición.
Lilia Arellano - Opinión EMET
Comentarios
Ahora después de la elección, han recuperado 100 lugares en la cámara de diputados, han enviado al PAN al tercer lugar en la elección presidencial, arrasaron en la ciudad de México y ganaron Tabasco (bueno como si fuera realmente un candidato de la izquierda) y Morelos. Cosa que no está mal, a menos que sigan haciendo un mal análisis de sus resultados y se postren por la derrota de su candidato presidencial, que no logró superar su errónea estrategia de hace seis años, la cual lo alejó de los votantes independientes.
Asimismo, creo que es importante señalar que la campaña de AMLO tuvo éxitos importantes, reconstruyó la unidad de las fuerzas de izquierda, despertó el entusiasmo de los jóvenes y logró recuperar en números absolutos la votación de hace seis años. Si en lugar de ver el triunfo como una cuestión de todo o nada las izquierdas evalúan con sensatez lo alcanzado, entonces podrán tener una base sólida para la construcción del futuro.