Salario mínimo sólo puede comprar 20% de la canasta básica: CIOAC

Matilde Pérez U. 
 
Periódico La Jornada 
Miércoles 2 de mayo de 2012, p. 39  
En México, el alza en los precios de tortilla, pollo y plátano contribuyó a que la tasa anual inflacionaria de los alimentos sea de casi 7 por cientoFoto José Carlo González

Los focos rojos ante el alza en los precios de los alimentos están prendidos. Organismos nacionales e internacionales, productores y consumidores alertaron: urge detener la volatilidad de los productos básicos. La Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) destacó que la inflación de los alimentos rebasa la general; organizaciones campesinas y de consumidores asentaron que quienes perciben un salario mínimo no pueden comprar más de 20 por ciento de la canasta básica.
En los dos años recientes, la variabilidad de precios se acentuó; actualmente es dos puntos porcentuales más elevada respecto de la inflación general, subrayó la FAO en su más reciente informe sobre la situación de los precios de los alimentos en América Latina y el Caribe.
En México, el alza en los precios de tortilla, pollo y plátano contribuyó a que la tasa anual inflacionaria de los alimentos sea de casi 7 por ciento. En el primer trimestre de 2012, el costo de la tortilla se elevó 1.6 por ciento; el del pollo tuvo variaciones mensuales de 1.4 por ciento y el plátano tuvo un alza de 7.4 por ciento, expuso.
Federico Ovalle Vaquera, presidente de la Comisión de Seguimiento a las Evaluaciones Practicadas al Programa Especial Concurrente para el Campo de la Cámara de Diputados, y dirigente de la Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos, precisó: en dos décadas el salario mínimo perdió 80 por ciento de su poder adquisitivo; hoy con esos ingresos sólo se puede comprar 20 por ciento de la canasta básica.
En los alimentos se reflejan el alza constante al precio de los energéticos y los impactos de las heladas y sequías; además, la baja en la producción en 4 millones de toneladas, principalmente de maíz y frijol, tiene repercusiones en los bienes asociados.
En el caso de la tortilla, en el primer trimestre del año registró un aumento de 5.3 por ciento sólo en la ciudad de México, muy superior al incremento a los salarios; el frijol aumentó 38 por ciento en el mismo lapso y se cotiza en 25 pesos por kilo.
Los precios de hortalizas y verduras también han aumentado, dijo, y a manera de ejemplo refirió: el kilo de calabacita aumentó cinco pesos; cebolla cuatro; chile serrano, siete; pepino, dos; tomate verde, ocho; huevo, cuatro; el litro de aceite, cuatro pesos. Las tasas de crecimiento de los precios de algunos bienes alimentarios están entre 23 y 42 por ciento, como es el caso del chile serrano y de la cebolla.
La situación demanda medidas de mayor profundidad, cobertura y alcance, entre ellas redistribuir más equitativamente los recursos públicos destinados al fomento productivo, pues 90 por ciento de éstos se concentran en unidades de producción altamente capitalizadas, mientras las comunidades indígenas y pequeños campesinos reciben apenas 8 por ciento del total de dichos recursos, sostuvo.
La Confederación Nacional de Productores Agrícolas de Maíz de México (CNPAMM) expuso que el precio de la tortilla aumentó 38 por ciento en los últimos cuatro años, ya que pasó de ocho a 12 pesos y hasta 14 por kilo en las grandes ciudades.
Carlos Salazar Arriaga, presidente de la organización, propuso retornar al “mecanismo de los tortibonos” para que las familias más pobres puedan acceder al alimento básico de su dieta.
La Alianza Nacional Agropecuaria, Comercializadores y Consumidores asentó que en la actual administración los precios de los alimentos básicos se incrementaron en 36 por ciento, situación que se ha tornado crítica debido a la sequía, al atraso en la inversión en infraestructura y a las medidas discrecionales para evitar el ejercicio oportuno de los recursos destinados al sector agropecuario.
En su análisis Precios de los alimentos especificó que de diciembre de 2006 a marzo de este año el índice nacional de precios al consumidor registró un crecimiento de 25.2 por ciento, mientras el de los alimentos acumuló 36.08 por ciento. En dicho periodo el mayor aumento se registró en el maíz, con 67.5 por ciento; le siguieron tortilla, con 56.3 por ciento; pollo entero, 50.5; harina de trigo, 47.3; pan, 46, y chuletas y manteca de puerco, 42.2 por ciento.
“Con la llamada crisis de la tortilla –finales de 2007 e inicio de 2008– el gobierno subsidió a los molineros para evitar un mayor incremento en los precios de la tortilla, pero la realidad demuestra que la medida resultó insuficiente y además no estableció otras acciones para proteger al consumidor por el alza de otros alimentos. Por esa razón se llevó a cabo la caravana del hambre”, dijo Alfonso Ramírez Cuéllar, dirigente de El Barzón e integrante de la citada alianza.
La movilización fue para llamar la atención del impacto recibido a consecuencia del abandono del campo y los recientes estragos climatológicos, ante lo que se acordó establecer mesas de negociación, pero desafortunadamente no se ha cumplido lo acordado en ellas. Las dificultades están ahogando a los pequeños y medianos productores y se están creando las condiciones para una grave crisis social, destacó.
En dichas mesas, los representantes de las secretarías de Economía y de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) se comprometieron a realizar una evaluación sobre un posible control de mercados, pues 60 por ciento de la canasta básica corresponde a alimentos, en los que hay sobreprecios que rebasan 30 por ciento, que están afectando a la población de menores ingresos, explicó.
Ante el disparo de los precios de los alimentos y el aumento de la población en pobreza –según datos del Consejo Nacional de Evaluación de Política de Desarrollo Social, entre 2010 y 2011, el número de pobres aumentó en 10 millones–, la Comisión Federal de Competencia (CFC) debe llevar a cabo estudios de mercado para determinar la existencia de prácticas contrarias a la competencia por grupos oligopólicos que se aprovechan de los problemas de producción para especular con los precios, insistió Ramírez Cuéllar.
La demanda es que la CFC lleve a cabo un diagnóstico sobre la competencia en los mercados de 11 productos estratégicos: maíz, caña de azúcar, frijol, trigo, arroz, sorgo, café, huevo, leche, carne de bovinos, porcinos y aves, y pescado.
La volatilidad de los precios es uno de los tres puntos que los viceministros de Agricultura del G-20 abordarán en la reunión programada para mayo en la ciudad de México, señaló Francisco Mayorga Castañeda, titular de la Sagarpa. Se buscará hacer más eficientes los mercados y regular los productos primarios. Los otros dos temas son: crecimiento verde y mecanismos para elevar la producción de los alimentos.

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