- Apoya propuesta de ex presidentes para despenalizar en forma paulatina el uso de drogas
- Nos sumamos al desarrollo científico y tecnológico “o nos quedamos para siempre rezagados”
Laura Poy Solano
Periódico La Jornada
Viernes 12 de febrero de 2010, p. 9
El ataque frontal a la delincuencia organizada no ha funcionado en México, como quedó demostrado hace unos días en Ciudad Juárez, Chihuahua, afirmó el escritor Carlos Fuentes, pues “ahí (los criminales) llevan todas las de ganar. Usted mata a un narco y surgen dos; mata dos, surgen tres; mata tres, surgen seis”.
Destacó que el país enfrenta una situación que “yo no había visto nunca de inseguridad, violencia latente y crimen, frente a una incapacidad de responder a esos problema de una manera debida”.
Al reunirse con rectores del país, señaló que los ex presidentes Ernesto Zedillo, de México; César Gaviria, de Colombia, y Fernando Henrique Cardoso, de Brasil, “han propuesto una serie de medidas paulatinas para despenalizar el uso de drogas, empezando por la mariguana, como una búsqueda de soluciones alternativas para enfrentar este flagelo social.
“Hay que buscar otras respuestas, quizá difíciles, pero más efectivas, y una de ellas es la despenalización paulatina, como proponen los ex mandatarios, para hacer que este problema sea menos atractivo.”
El novelista, galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de las Letras, recordó que cuando el ex presidente de Estados Unidos Franklin D. Roosevelt terminó con la prohibición de vender alcohol en esa nación, “siguió habiendo borrachos, pero ya no hubo Al Capones, dejó de ser un negocio lucrativo.
“Creo que si paulatinamente se despenaliza la droga, también se acabará con los narcos, con los grandes capos, aunque seguirá habiendo drogadictos, pero cada vez menos y con menos lujo, pues hoy existe una atracción casi insuperable.”
El autor de Adán en Edén, quien también ofreció una conferencia magistral ante profesores y alumnos de la Universidad Iberoamericana, enfatizó el papel de la educación como motor del desarrollo democrático, tecnológico y social de una nación.
Indicó que uno de los grandes retos de las universidades es ponerse a la cabeza de las políticas “más enérgicas y avanzadas del conocimiento tecno-científico, sin sacrificio alguno de su área humanística”, pues advirtió que o nos sumamos al desarrollo científico y tecnológico “o nos quedamos para siempre rezagados”.
Alertó que sin este esfuerzo por fortalecer el conocimiento y una educación continuada a lo largo de la vida, “ya no bastarán los discursos políticos brillantes, pero fugaces, de una democracia con voto libre, pero con pies descalzos”.
A ello se suma, añadió, un continente de jóvenes –América Latina–, con 200 millones de habitantes menores de 30 años, en el que “no habrá propuesta política, económica y cultural que sea viable y que no tome en cuenta este hecho”.
Enfrentar el narcotráfico, afirmó, no es un asunto que deban resolver las universidades, sino de “cómo actúa el gobierno. Es un tema que no tiene solución dentro de la política actual. El enfrentamiento directo contra el narcotráfico es una batalla que está perdida de antemano”, pues no es un problema de “criminalidad, sino de salud”.
El también autor de Aura y Terra Nostra subrayó que permitir el crecimiento del crimen organizado “acabará por infectar a una sociedad entera. Es necesario buscar soluciones, y yo no veo otra más que la despenalización. Verlo como un tema de salud y no un crimen para ir aislando y dejando sin recursos a los grandes narcotraficantes”.
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