La consigna: ¡Que renuncie Calderón!

Juan Pérez Medina
Lunes 8 de Febrero de 2010


Los priístas están molestos porque los panistas y perredistas han decidido enfrentarlos juntos en las elecciones que habrán de suscitarse en este año y el siguiente y que son preámbulo de la elección presidencial del 2012. En los medios de comunicación, por órdenes de sus dueños, los (des) comunicadores se indignan y condenan lo que califican como una alianza perversa. A pesar de que saben que en esas alianzas no se trata de imponer sus programas de gobierno que, al parecer son tan distintos, buscan en ese argumento la descalificación, tratando con ello de impedir que se detenga el crecimiento electoral del PRI que ya ha sido señalado por la oligarquía nacional como el que habrá de defender sus intereses en el próximo sexenio de la mano de “su estrella” Enrique Peña Nieto.

Precisamente, lo que intentan perredistas y panistas juntos en las elecciones de Durango, por ejemplo, es vencer al PRI e iniciar un desacelere de sus expectativas presidenciales. Por increíble que parezca, los dirigentes del PAN y el PRD, César Nava y Jesús Ortega, se han visto públicamente de la mano en esa alianza electoral que apesta tanto como el mismo PRI.

De lado ha quedado para la dirigencia del perredismo el hecho tan grave del 2006 en donde el PAN y la oligarquía que hoy los abandona, se robó la elección presidencial y despojó a la mayoría de los mexicanos de un triunfo legítimo. ¡Pasan de largo que estos panuchos son unos ladrones! Ha olvidado la dirigencia perredista que los panistas han votado en el Congreso una serie de leyes en contra de los mexicanos que ellos dicen representar, como la Ley del ISSSTE, el cierre de la compañía de Luz y Fuerza del Centro, en donde se despidieron a más de 40 mil trabajadores por ser un puñado de privilegiados que ganando en promedio siete mil pesos mensuales estaban desangrando al país, cosa que no ocurre con el propio “usurpador” Calderón que le cuesta al país diariamente cientos de miles de pesos en seguridad; o como los magistrados que cobran salarios cercanos al medio millón de pesos mensuales. Descarados y cínicos como son, intentaron hacernos creer que estos “sufridos” funcionarios, con esos sufridos sueldos no empobrecen a nadie, como lo venían haciendo los trabajadores del SME.

Olvidan que el PAN nos ha aumentado los impuestos, el gas, la gasolina, el transporte y de los productos de la canasta básica.

Se les olvida a la dirigencia perredista que el “usurpador” realizó en contra del gobierno de Michoacán acciones punitivas de carácter político que, amparándolas en la estrategia de combate al narcotráfico, llevaban la intencionalidad de desacreditar al gobierno estatal. El PRI tiene razón, que alianza tan llena de bajeza y tan mediocre.

En sus entrañas lleva la intención de cuidar sus intereses, no los de los mexicanos. ¡Esa alianza apesta! Y apesta todavía más porque el candidato aliancista es un ex priísta. Todo, entonces quedará en familia. Y es que entre el PRI, la dirigencia del PRD y el PAN no hay diferencia alguna. Me faltarían muchas manos para poder señalar sus enormes coincidencias. Es un hecho que no buscan el bienestar de los mexicanos, sino el poder político para sí.

Los perredistas de base lo saben y están claros de que no se trata de ganar elecciones a como dé lugar, y aliándose, incluso, con el enemigo, porque es seguro que finalmente acabemos perdiendo como ha ocurrido en otras ocasiones. Los más de los ciudadanos sabemos que la tarea no es derrotar al PRI o al PAN, sino cambiar al país. Esa es la tarea y no se hace haciendo alianzas con nuestro enemigo sino combatiéndolo sin cuartel.

Sabemos que para lograrlo se requiere de avanzar en la organización y la movilización a lo largo y ancho del país. ¡Ya no más aumentos, ya no más impuestos, ya no más privatizaciones, ya no más despidos, ya no más violencia, ya no más impunidad, ya no más mentiras como aquella del “usurpador” que prometió no subir los impuestos. Se trata de echarlos fuera del poder político y económico a costa de nuestra fuerza y organización. ¡Calderón debe renunciar! ¡Peña Nieto no debe llegar y el PRI debe ser derrotado y sepultado para siempre y, junto con ellos, quienes con sus hechos, desde una supuesta posición de izquierda “moderna”, son sus secuaces y colaboradores.

No hay más alternativa que la que construyamos entre todo el pueblo. La consigna para que la oligarquía sea derrotada es que el “usurpador” renuncie por inepto y borracho. La tarea para echarlos del poder es la más amplia organización y la más amplia movilización nacional, comunidad por comunidad y barrio por barrio. Es hora.

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