Futbol, distractor en tiempos de crisis
José Ángel Parra
El Universal
Jueves 11 de febrero de 2010
jose.parra@eluniversal.com.mx
Cuando los eventos deportivos coinciden con crisis política o económica muy profundas, son una buena mampara para crear en la sociedad una situación de tregua. El objetivo común, analizan sociólogos y politólogos, será la Copa del Mundo Sudáfrica 2010.
“El certamen futbolístico va a representar, en junio, una tregua importante para el gobierno de México y para otros de América Latina que se encuentran en una situación comprometida. En el caso mexicano, creo que sin duda será para todos un buen distractor”, considera José Miguel Candia, sociólogo egresado de la Universidad de Buenos Aires y con dos posgrados en la UNAM.
“Lo que ahora se haga para tratar de sacar provecho político del Mundial o incluso del torneo de Liga mexicano, puede o no tener resultado, pero no impedirá que la gente, además del uso y la gratificación que obtenga de esos espectáculos, mantenga también sus actitudes críticas o incluso su desánimo en este tiempo de crisis”, advierte José Carreño Carlón, coordinador del Área de Periodismo de la Universidad Iberoamericana. “No es que la gente actúe como robot: ‘Ya me contentaron con un partido, con transmisiones en vivo de todos los juegos y no voy a resentir que me suban el Metro o que me lleguen más impuestos o que no tenga empleo’”.
Con la fuerza del aparato televisivo, la enajenación atrapará a las masas y de ella se colgará la clase política, en pro de votos o adeptos. Lo único malo sería que la Selección Nacional no contribuyera, con buenos resultados, a la causa del gobierno, consideran los expertos.
“Si México no pasa a octavos de final, sería el peor escenario para nosotros, como simples simpatizantes del futbol, y el peor escenario para el gobierno, que se quedaría sin un elemento mediático muy importante. Estaríamos casi repitiendo la situación de 1990, cuando no fuimos al Mundial por los cachirules”, prevé Candia.
La tesis del sociólogo es que México, ubicado en el Grupo A, se vea golpeado por el favoritismo que tradicionalmente ha manejado FIFA con los países anfitriones. Así, Sudáfrica se haría de uno de los boletos en ese grupo, y el otro lo disputarían Francia, Uruguay y el representativo tricolor.
“En términos futbolísticos, México puede ganar y calificar. Si no lo hiciera, para nosotros, como público, qué decepción. Pero para el gobierno, políticamente, ¡qué problema!”, enfatiza el estudioso, experto en temas futboleros.
Además, el costo político de una mala representación mexicana en Sudáfrica —según Carreño Carlón— ayudaría a recrudecer el desánimo de la gente, afectada de por sí por el “mal desempeño económico del país”.
Y lo sería no sólo para el gobierno: “Creo que también es malo para todas las instituciones y partidos [políticos], porque se sumaría a un mayor sentimiento de frustración social entre quienes siguen los juegos de futbol”, puntualiza el comunicólogo.
Liquidación de LyFC, el caso reciente
Un claro ejemplo del manejo político en torno del balompié ocurrió el sábado 10 de octubre de 2009. México aseguró el boleto a Sudáfrica 2010 al someter 4-1 a El Salvador en el Estadio Azteca y ese mismo día, el personal de la Policía Federal tomó las instalaciones de Luz y Fuerza del Centro, en operativo que sorprendió al Sindicato Mexicano de Electricistas, que también celebraba.
“El futbol no es responsable de las medidas económicas, para situar las cosas en su justa dimensión, pero no fue casual que el día que estábamos en el Ángel de la Independencia festejando nuestro pase al Mundial, aparece un extraño comunicado, publicado al día siguiente por el Diario Oficial, donde fue declarada disuelta o extinta la Compañía de Luz y Fuerza del Centro”, recuerda Candia.
“No quiero decir que la decisión de liquidar esa empresa estaba sujeta a la clasificación de la Selección, pero que la euforia colectiva contribuyó a amortiguar ciertos aspectos mediáticos, sin duda así fue”, añade.
Alberto Aziz, investigador del CIESAS (Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social), no descarta que circunstancias como la del SME pudieran repetirse durante la Copa del Mundo.
“Sí, sin duda. Es decir, no sabemos qué viene en la agenda, pero yo creo que este tipo de decisiones políticas no son neutrales, ni en sí mismas ni en el momento en que se llevan a cabo, entonces, sí puede haber ahí una intencionalidad de decir, vamos a dividir la atención”, observa Aziz.
“Gente ajena al quehacer de la política nacional se enteró ese día que el Sindicato Mexicano de Electricistas era el responsable de todos los males del país y de pronto tuvimos un enemigo, se llama Martín Esparza”, ironiza Candia. “La abreviatura del sindicato, SME, ahora la vemos hasta en la sopa, y nos explican por la televisión que los problemas de México pasan por esa empresa”.
Es el futbol en tiempos de crisis.
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El Universal
Jueves 11 de febrero de 2010
jose.parra@eluniversal.com.mx
Cuando los eventos deportivos coinciden con crisis política o económica muy profundas, son una buena mampara para crear en la sociedad una situación de tregua. El objetivo común, analizan sociólogos y politólogos, será la Copa del Mundo Sudáfrica 2010.
“El certamen futbolístico va a representar, en junio, una tregua importante para el gobierno de México y para otros de América Latina que se encuentran en una situación comprometida. En el caso mexicano, creo que sin duda será para todos un buen distractor”, considera José Miguel Candia, sociólogo egresado de la Universidad de Buenos Aires y con dos posgrados en la UNAM.
“Lo que ahora se haga para tratar de sacar provecho político del Mundial o incluso del torneo de Liga mexicano, puede o no tener resultado, pero no impedirá que la gente, además del uso y la gratificación que obtenga de esos espectáculos, mantenga también sus actitudes críticas o incluso su desánimo en este tiempo de crisis”, advierte José Carreño Carlón, coordinador del Área de Periodismo de la Universidad Iberoamericana. “No es que la gente actúe como robot: ‘Ya me contentaron con un partido, con transmisiones en vivo de todos los juegos y no voy a resentir que me suban el Metro o que me lleguen más impuestos o que no tenga empleo’”.
Con la fuerza del aparato televisivo, la enajenación atrapará a las masas y de ella se colgará la clase política, en pro de votos o adeptos. Lo único malo sería que la Selección Nacional no contribuyera, con buenos resultados, a la causa del gobierno, consideran los expertos.
“Si México no pasa a octavos de final, sería el peor escenario para nosotros, como simples simpatizantes del futbol, y el peor escenario para el gobierno, que se quedaría sin un elemento mediático muy importante. Estaríamos casi repitiendo la situación de 1990, cuando no fuimos al Mundial por los cachirules”, prevé Candia.
La tesis del sociólogo es que México, ubicado en el Grupo A, se vea golpeado por el favoritismo que tradicionalmente ha manejado FIFA con los países anfitriones. Así, Sudáfrica se haría de uno de los boletos en ese grupo, y el otro lo disputarían Francia, Uruguay y el representativo tricolor.
“En términos futbolísticos, México puede ganar y calificar. Si no lo hiciera, para nosotros, como público, qué decepción. Pero para el gobierno, políticamente, ¡qué problema!”, enfatiza el estudioso, experto en temas futboleros.
Además, el costo político de una mala representación mexicana en Sudáfrica —según Carreño Carlón— ayudaría a recrudecer el desánimo de la gente, afectada de por sí por el “mal desempeño económico del país”.
Y lo sería no sólo para el gobierno: “Creo que también es malo para todas las instituciones y partidos [políticos], porque se sumaría a un mayor sentimiento de frustración social entre quienes siguen los juegos de futbol”, puntualiza el comunicólogo.
Liquidación de LyFC, el caso reciente
Un claro ejemplo del manejo político en torno del balompié ocurrió el sábado 10 de octubre de 2009. México aseguró el boleto a Sudáfrica 2010 al someter 4-1 a El Salvador en el Estadio Azteca y ese mismo día, el personal de la Policía Federal tomó las instalaciones de Luz y Fuerza del Centro, en operativo que sorprendió al Sindicato Mexicano de Electricistas, que también celebraba.
“El futbol no es responsable de las medidas económicas, para situar las cosas en su justa dimensión, pero no fue casual que el día que estábamos en el Ángel de la Independencia festejando nuestro pase al Mundial, aparece un extraño comunicado, publicado al día siguiente por el Diario Oficial, donde fue declarada disuelta o extinta la Compañía de Luz y Fuerza del Centro”, recuerda Candia.
“No quiero decir que la decisión de liquidar esa empresa estaba sujeta a la clasificación de la Selección, pero que la euforia colectiva contribuyó a amortiguar ciertos aspectos mediáticos, sin duda así fue”, añade.
Alberto Aziz, investigador del CIESAS (Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social), no descarta que circunstancias como la del SME pudieran repetirse durante la Copa del Mundo.
“Sí, sin duda. Es decir, no sabemos qué viene en la agenda, pero yo creo que este tipo de decisiones políticas no son neutrales, ni en sí mismas ni en el momento en que se llevan a cabo, entonces, sí puede haber ahí una intencionalidad de decir, vamos a dividir la atención”, observa Aziz.
“Gente ajena al quehacer de la política nacional se enteró ese día que el Sindicato Mexicano de Electricistas era el responsable de todos los males del país y de pronto tuvimos un enemigo, se llama Martín Esparza”, ironiza Candia. “La abreviatura del sindicato, SME, ahora la vemos hasta en la sopa, y nos explican por la televisión que los problemas de México pasan por esa empresa”.
Es el futbol en tiempos de crisis.
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