La represión, un riesgo latente

La posibilidad de que ocurra una tragedia en Cananea Sonora es muy alta. El pasado 11 de febrero le fue negado el amparo de la justicia a los trabajadores mineros en huelga desde hace más de 2 años. Las razones de su lucha son las riesgosas condiciones de trabajo en que desempeñan sus tareas.

Los trabajadores mineros de Taxco, Guerrero y de Sombrerete, Zacatecas, junto con los de Cananea, suspendieron labores desde el mismo día. Lo que motivó la decisión de luchar fue la tragedia de Pasta de Conchos, en donde más de 60 trabajadores encontraron una terrible muerte como consecuencia de la negligencia y mezquindad de los dueños de la mina que regatean invertir en seguridad, tal como lo disponen nuestras leyes, con la complicidad de las autoridades.

Desde entonces no han cesado las maniobras gubernamentales en contra de los trabajadores en huelga, la prensa que está al servicio de las versiones oficiales nunca informa de las causas de la inconformidad, pero sí condena cada una de las acciones de resistencia de estos admirables trabajadores.

Javier Lozano Alarcón, secretario del Trabajo, ha sido un permanente provocador. Su papel de verdugo lo ha convertido en el obstáculo principal para acceder a una solución mediante el diálogo, su notorio cabildeo en el seno del poder judicial es lo que explica este fallo que ratifica la suspensión de las relaciones laborales contra todo derecho, tal como lo han expresado los más prestigiados expertos en derecho laboral.

Ya no hay instancia a la cual recurrir y, conforme al formalismo jurídico, el patrón tiene a su alcance obtener el desalojo de los mineros mediante el uso de la fuerza pública.

Conociendo la orientación radicalmente anti sindical del régimen calderonista, como se demostró en la feroz ofensiva en contra de los trabajadores del SME, convocamos a todos los participantes en nuestro movimiento a permanecer pendientes y solidarios con los mineros de Cananea, ante la eventualidad de un desalojo violento.

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