Los pecados de Gómez Mont

Escrito por Raymundo Riva Palacio

Las formas como Fernando Gómez Mont renunció a su militancia en el PAN ha sido el inicio de una serie de revelaciones sobre el comportamiento del secretario de Gobernación. Despojado del esprit de corp el gobierno de Felipe Calderón, le quieren pasar la factura sobre hechos consumados. Guardaron la compostura hasta que, sostiene un secretario de Estado, le diera la espalda al Presidente. A Gómez Mont, hasta hace unos días cuidado y aparentemente respetado dentro del gabinete, le comenzaron a pasar la factura. O mejor dicho, facturas.

Primera factura: la tragedia en la guardería ABC de Hermosillo. Un incendio en una guardería subrogada por el Seguro Social a un grupo de socios privados, entre ellos familiares de varios funcionarios del gobierno del entonces mandatario Eduardo Bours, provocó una reacción del gobernador que después lamentaría. Reveló a la prensa que una de las propietarias era familiar de la primera dama, Margarita Zavala, en un intento por desviar la atención que se estaba focalizando sobre los parientes de sus colaboradores. Bours sintió una reacción política inmediata, recordó en ese entonces, pero hasta ahora se sabe que no fue represalia presidencial.

La instrucción del Presidente fue apegarse a la vía jurídica. Inclusive, cuando llegó Calderón a Hermosillo y lo recibió el director del Seguro Social, Daniel Karam, le dio una orden: no le importaba de quién resultaran familiares los socios, quería que la ley se aplicara. Otra instrucción fue para el secretario de Gobernación: el énfasis tiene que ser en el contacto con la gente. “Gómez Mont incumplió la instrucción”, dijo un miembro del gabinete. “Se dedicó a pelarse con Bours y a tensar las cosas”. Los intentos por obtener la versión de Gómez Mont, fueron inútiles.

Entre los líderes de la oposición la fama de Gómez Mont como secretario de Gobernación no era la mejor. “Es más litigante que político”, dijo un dirigente perredista. “Una vez le dije que hasta extrañábamos a (Juan Camilo) Mouriño”, dijo un líder priista. Pero esa percepción, no se sabía hasta ahora, también cundía dentro del gabinete, que ha tenido un proceso catalizador en su contra por lo que se considera que le dio la espalda al Presidente en el tema de la alianza en Oaxaca.

Segunda factura: la mesa alterna con el sindicato de electricistas. Cuando el gobierno federal estaba terminando de aplastar a la dirigencia del Sindicato Mexicano de Electricistas, surgió una propuesta desesperada del liderazgo por instaurar una comisión mediadora entre el gobierno y los agremiados. La instalación de esa mesa debía haber sido propuesta desde un principio, pero el dirigente Martín Esparza se pensaba con mayor fuerza. Cuando esta no emergió, buscó la mediación, que fue bien recibida por Gómez Mont en una declaración a la prensa.

Al día siguiente, cuando el secretario del Trabajo Javier Lozano la descalificó tajantemente, Gómez Mont le habló para reclamarle. Lozano le reviró que hubiera respaldado esa mediación fuera de tiempo. Las cosas no pararon ahí. Tantas veces se reunieron en Gobernación el SME y los mediadores, la línea política que recibieron los electricistas era seguir presionando a Lozano para buscar su desgaste y, eventualmente, su salida de la Secretaría. Los intentos por obtener la versión de Gómez Mont, fueron inútiles.

Jugar a espaldas del gobierno, en momentos críticos como fue todo el proceso de liquidación de la Compañía de Luz y Fuerza, tampoco había sido revelado anteriormente. Fue un antecedente de lo que más adelante descubrirían en Los Pinos, cuando el Presidente le preguntó a Gómez Mont si en verdad, como le habían informado, había negociado con el gobernador de Oaxaca, Ulises Ruiz, un acuerdo de apoyo a la Ley de Egresos a cambio de que no se diera una alianza electoral en esa entidad. Gómez Mont, aceptó que no había informado ni al Presidente ni al líder del PAN, César Nava, pero una fuente cercana al secretario dijo que Nava sí sabía.

Tercera factura: el pronóstico de que el PAN perdería la elección en 2012. Los problemas que venía teniendo el presidente Calderón con Gómez Mont desde sus choques públicos con Bours, se recrudecieron tras las elecciones federales en julio. El secretario de Gobernación fue invitado por el Consejo Mexicano de Hombres de Negocios para que les diera una perspectiva política. Para su sorpresa, Gómez Mont les dijo que para las elecciones presidenciales de 2012, lo que veía era un gobierno de “centro izquierda”. El auguro llegó a oídos de Calderón, quien sin embargo no hizo nada por atajarlo. Los intentos por obtener la versión de Gómez Mont, fueron inútiles.


Gómez Mont siguió descabezando precandidatos panistas a la Presidencia. Cuando en una ocasión le preguntaron sobre si veía intenciones de contender del secretario de Educación, Alonso Lujambio, respondió irónicamente que cada vez notaba que se peinaba más. Cuando la pregunta fue sobre el secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, dijo que su propio cargo le ponía una serie de limitantes naturales. Gómez Mont no se refirió a ningún otro miembro del gabinete, dejando entrever a quien lo escuchaba que no veía a nadie más en el equipo calderonista en el horizonte 2012.

¿Para quién estaba trabajando finalmente Fernando Gómez Mont? Él insiste que para el Presidente, y que por esa misma razón no renunció al cargo de secretario de Gobernación. En Los Pinos y en el gabinete dicen que para el Presidente, Gómez Mont no está trabajando. ¿Malentendido? ¿Líneas de mando cruzadas? Fuera del gabinete, las opiniones sobre Gómez Mont son positivas. “Si él se va, el Presidente se quedará sin el único secretario que es capaz de disentir de él y argumentarle”, dijo una persona que los conoce bien. “Si no tiene esa voz a su lado, se aislará aún más en ese equipo que es muy poco sofisticado y educado”.

La sobrevivencia de Gómez Mont dentro del gabinete está en entredicho. La última palabra la tendrá el presidente Calderón, pero vista la forma como el mundo calderonista le está cayendo encima, cada día se hará más difícil que él mismo pueda convivir internamente. Lo tienen aislado y ha perdido interlocución. Igual le sucede con el PAN. Que la tenga hacia el exterior, ya no le alcanza. O al menos, por lo que señalan en Los Pinos, su tiempo se acabó.

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