Las “guarimbas” de Venezuela: derecha embozada
27. abril, 2014
Autor: Martin Esparza
CONTRALÍNEA
Desde hace más de 1 década, el gobierno
de Estados Unidos ha buscado por todos los medios arrebatar de forma
ilegítima la Presidencia de Venezuela a quienes encabezan un proyecto
político y social que se opone a entregar el petróleo y los recursos
estratégicos de aquella nación a las multinacionales, sobre todo
estadunidenses.
Los argumentos de “promoción y defensa de
la democracia” que viene esgrimiendo la derecha venezolana para
financiar por diversos puntos de aquel país la instalación de las
llamadas guarimbas (cierre arbitrario de calles), como forma de
presión al régimen de Nicolás Maduro, desde hace 2 meses, buscan obtener
precisamente lo que las mayorías les negaron en las urnas: un
reconocimiento y legalidad por la vía democrática.
En las elecciones presidenciales de abril de 2013, los votantes dieron la espalda
a los que ahora, apoyados por una campaña mediática orquestada desde
Washington, intentan hacer creer al mundo que en la nación
centroamericana hay un gobierno dictatorial y represivo, cuando el
trasfondo del conflicto es de índole meramente imperialista y
expansionista, ajeno a los intereses del pueblo venezolano.
La estrategia, puesta en marcha desde el pasado 12 de febrero, ha buscado colgarle
al proyecto desestabilizador el sello de un inexistente movimiento
estudiantil, puesto en evidencia en reiteradas ocasiones al descubrirse
el verdadero origen de quienes operan las guarimbas y otras
acciones de provocación, como la quema de hospitales y edificios
públicos; de las “protestas estudiantiles”, sólo el 30 por ciento de los
detenidos por las autoridades son estudiantes, el resto aparecen como
agitadores a sueldo.
Pero por si hubiera alguna duda sobre la mano
de la derecha en la intención por cercar al gobierno de Maduro, estos
estudiantes son miembros de escuelas privadas y conservadoras, que
asisten a sus colegios en automóviles del año y tienen las
posibilidades económicas para sufragar millonarias colegiaturas. Los
estudiantes de las escuelas públicas, a los que la Revolución
Bolivariana les ha permitido tener acceso a una educación gratuita, no
se cuentan entre el reducido y bien focalizado “descontento social” que
los corresponsales de la prensa extranjera buscan inventar por órdenes
expresas del gobierno estadunidense, para confundir a la opinión pública
internacional.
Es el momento para que, desde todos los
foros posibles, voces libertarias y con legítima vocación democrática
exijan a los medios de comunicación venezolanos y extranjeros –serviles a
los intereses estadunidenses– una explicación al pueblo de Venezuela y
al mundo sobre el papel que han venido jugando desde hace años, en la
instrumentación del manipulado conflicto social, organizaciones como la
FTI Consulting (supuesta “empresa global de gestión de riesgos”, con
sede en Washington, Distrito de Columbia), de cuyas operaciones han
salido los recursos para el patrocinio de organizaciones colombianas
como la Fundación Centro de Pensamiento Primero Colombia y la Fundación
Internacionalismo Democrático, ambas ligadas al expresidente Álvaro
Uribe, colaboracionista de Estados Unidos durante su gestión como
mandatario colombiano de 2002 a 2010.
Los periodistas venezolanos y
corresponsales extranjeros sumados a la estrategia contra el legítimo
gobierno de Venezuela han tratado de minimizar, por todos los medios, el
documento obtenido y publicado por la abogada Eva Golinger, donde se
detalla paso a paso la estrategia puesta en marcha en el presente año
parar derrocar a Nicolás Maduro. Algunos de los “golpistas” que se
reunieron en Colombia en junio de 2013 para afinar los detalles del
proyecto de desestabilización son personajes que ahora tratan de ganar
posiciones, “vía el diálogo”, para desde ahí iniciar su plan de minar
por dentro al proyecto bolivariano. Entre ellos se cuenta a la diputada
María Corina Machado, Julio Borges y Ramón Guillermo Aveledo; este
último, actual secretario ejecutivo del bloque opositor de la Mesa de
Unidad Democrática (MUD).
A través de su organización Súmate,
Corina Machado ha recibido financiamiento de Estados Unidos por medio de
la Agencia para el Desarrollo Internacional y la Fundación Nacional
para la Democracia (NED), ambas organizaciones son utilizadas por el
gobierno estadunidense para hacer las labores de desestabilización que
antes desempeñaba de manera encubierta su Agencia Central de
Inteligencia, como el golpe de Estado que derrocó al gobierno legítimo
de Salvador Allende en Chile, en 1973.
El revelador documento es la papa caliente que quema
a todos los integrantes de la derecha y a los medios cómplices, ya que
en el mismo se da cuenta de las acciones de sabotaje que se han echado a
andar –como es la afectación a los servicios públicos como la
electricidad– y cuyo objetivo es culpar al gobierno por su
“ineficiencia”, lo mismo que “aumentar los problemas de escasez de
alimentos básicos”, achacando a la administración de Maduro la
instauración de un modelo económico equivocado. La producción de
alimentos en Venezuela se encuentra en manos de empresarios de la
derecha que están precisamente fomentando una escasez ficticia para
poner al pueblo en contra de Maduro, como parte de la estrategia antes
detallada.
Otros ingredientes ayudan a explicar que
los hechos sucedidos en Venezuela no son obra de la casualidad y, menos,
producto de un generalizado descontento social, sino elementos del plan
instrumentado por la derecha que busca “crear una crisis en las calles
para facilitar la intervención de la fuerzas estadunidenses y de la OTAN
[Organización del Tratado del Atlántico Norte], con el apoyo del
gobierno de Colombia”. Y para cerrar la pinza, fabricar una imagen
represiva a Maduro y aislarlo de los apoyos internacionales, para lo
cual se prevé “la contratación de periodistas y reporteros venezolanos e
internacionales” de cadenas y medios tales como CNN, The New York Times, Reuters, AP, BBC, El País, Miami Herald y El Clarín, por citar algunos.
El proyecto golpista guarda silencio
cuando de citar el contenido de los reveladores cables de Wikileaks se
trata, como el que mostró la función de la Oficina de Iniciativas de
Transición, que operaba para la embajada de Estados Unidos en Venezuela y
que diseñó un proyecto de cinco puntos a ser ejecutados, en el periodo
2004-2006, contra el gobierno de Hugo Chávez, entre los que se buscaba
aislar a su gobierno del resto del mundo, cooptar a sus cercanos
colaboradores y fortalecer con recursos, vía organismos como la NED, a
organizaciones contrarias al régimen chavista, como la Confederación de
Trabajadores de Venezuela, que tuviera una destacada participación en el
golpe de Estado del 11 de abril de 2002, y que hubo de ser revertido
por el apoyo masivo que obligó al ejército a dar marcha atrás. Ese apoyo
que, luego de 18 procesos electorales, ha dicho no a una derecha
obstinada en servir de tapete al gobierno estadunidense para cancelar un
proyecto social y político que ha favorecido al pueblo venezolano.
Hay que decirlo a voz en cuello: en estos momentos es todo un proceso revolucionario lo que está en juego
en Venezuela; es el derecho de las naciones pequeñas a defender sus
valiosos recursos naturales, como el petróleo, para ser empleados en
beneficio de las mayorías. Por eso debemos denunciar, por todas las
redes sociales y los medios posibles, que las guarimbas de Venezuela no son más que la expresión de una embozada derecha, ansiosa de traicionar a su pueblo y a su patria.
*Secretario general del Sindicato Mexicano de Electricistas
Contralínea 383 / 27 de Abril al 03 de Mayo
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